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Revolución que se duerme…

Max Avila

12 de noviembre, 2009

Sin decir “¡agua va!”, un ex gobernador canceló el festejo tradicional del 20 de noviembre que año tras año celebrabase en el estadio olímpico de la capital del estado. Hasta ahora los nativos de este solar no encontramos alguna explicación válida, pero de que lo canceló eso-que-ni-que, para desgracia de las familias que por generaciones lo disfrutaron con singular alegría. Y es que por casi cincuenta años el lugar fue escenario de auténtica fraternidad social. Y de eso ya ni cenizas porque vino un remolino “y las alevantó”, como dice la canción. Era el agasajo de un proletariado aun no contaminado que incluso tomaba partido en la competencia que sostenían la escuela de Tamatán, la Benemérita Normal y la Industrial. El reto era presentar los más impactantes cuadros gimnásticos y en eso bien que se disputaban los aplausos del respetable. ¿Y qué tal las chicas con sus resplandecientes trajes de “adelitas” que meciendo sus encantos despertaban no solo suspiros, sino algo más?. Esta fiesta duró casi medio siglo hasta que llegó dicho gobernante a partirle la progenitora sin excusa ni pretexto. Y ya le digo, nunca supimos porqué, salvo que sintiera celos o envidia por los próceres que en la fecha ocupaban privilegiado espacio en la memoria popular. Terminó y ni modo. Por supuesto sobreviven los “desfiles” que solo se concretan a cumplir la agenda y a justificar uno que otro descanso obligatorio. Por cierto, vaya un atentísimo saludo de la porra de sol pa’ los legisladores que en claro homenaje a la güeva se acreditaron dos “puentes” bajo pretexto revolucionario. Y aunque el circo se les vino abajo, dejan constancia de que están reñidos con el trabajo fecundo y creador. Sea que son incapaces de hacer cuando menos un cariñito a la nómina. O suponen que sirviendo de cómplices al gobierno panista tienen derecho al ocio total, o creen que el congreso solo sirve pa’ rascarse “los desos”. En cualquiera de los dos casos se ve y se siente que la república les importa puritita progenitora. El asunto es que pretendieron pasarse de rosca como si los nacionales estuviésemos en la obligación de premiarles tanta tarugada.- Nota, en lugar de “tarugada” iba a poner “pendejada”, pero la verdad me da pena, por respeto a la idiosincracia nacional, no por otra cosa. Quedamos que en otros tiempos gobernantes hubo que cancelaron los festejos de la Revolución razón por la que se ganaron la condena del respetable, pero, ¡ea!, enterome que en la actualidad autoridades de ciertos municipios pretenden hacer lo mismo. No lo hagan por el amor de Dios ni siquiera bajo el cuento de la influenza o los gastos excesivos que no lo serán tanto si recordamos que los revolucionarios andaban casi en “pelotas”. Será cosa de ajustarse a la realidad pa’ que el desfile salga más naturalito, pero no pierdan lo poco que la patria guarda como patrimonio de aquellos que la soñaron libre e independiente y no en manos de estos panistas tecnócratas jijos, que la mantienen en el fondo del abismo. Caones, estos. Recordad que revolución que se duerme se la lleva la shingada, según la versión moderna del príncipe holandés que recién nos alertó sobre el camarón que se deja llevar por la corriente y sufre las mismas consecuencias.. Entonces no debemos olvidar a Zapata, a Villa, Felipe Ángeles, Alberto Carrera Torres, incluso al loquito Madero que aunque no supo lo que hizo, tuvo el acierto de despertar la conciencia a los auténticos héroes populares. Y ni modo que sea invento. Hasta la próxima.
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