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Se cayó un gavilán

Max Avila

3 de noviembre, 2009

Este miércoles se cumplirá un año que murieron en forma extraña dos enamorados de la vida, las mujeres y el poder: Juan Camilo Mouriño y José Luis Santiago Vasconcelos, así como algunos de sus colaboradores. Para el consumo publicitario todo se debió a un maldito accidente, aunque la suspicacia popular supone algo más. En “La granja”, rola de “Los tigres del norte” hay una parte que se interpreta como alusión a Camilo: “Se cayó un gavilán; los pollitos comentaron que si se cayó solito o los vientos lo tumbaron”. Esto y no la presunta apología a la violencia fue al parecer razón suficiente pa’ ser censurada por el gobierno panista. El hecho afectó a Calderón, tanto que en estos doce meses los pobres han sufrido las consecuencias, y es que las desgracias nacionales se han multiplicado en razón directa a su patibulario estado de ánimo como si al desaparecer su favorito ya no importara mucho perder la presidencia de la república, como si el futuro fuera simple trámite de intercambio político. En este sentido Calderón se muestra ausente y alejado del país que prometió mejorar y el que por el contrario, se hunde sin encontrar el fondo. Y ni modo que sea invento. De Mouriño, en este tiempo se han conocido algunos aspectos de su intimidad. Sabese que estaba separado de la familia y hay evidencias de que su vida transitaba entre los placeres normales de cualquier joven de 37 años mismos que iniciaban con frecuencia al caer la noche y concluían con el alba. No cometía ningún pecado, vivía solo y en medio de presiones que obligaban al desahogo mundano. El hombre era rico y no lo ocultaba, poderoso y tampoco lo ocultaba y pa’ acabarla guapo, lo cual lo hacía triplemente apetecible para el sexo opuesto. Este madrileño en diversas ocasiones acusado de traficar influencias para beneficiar a su familia en grandes negocios principalmente con PEMEX, disfrutaba a plenitud de sus atributos como si supiera de su paso rápido por este mundo cruel. Ya se sabe que el destino tiene sus asegunes. Camilo se fue y con él la estrella de Calderón, lo bueno es que las derrotas del PAN se quedan y como dijera mi santa abue: “no hay mal que por bien no venga”. El 4 de noviembre del 08 junto a Camilo también murió José Luis Santiago Vasconcelos quien a los 51 años pretendía recomponer su vida al lado de una diplomática europea. Sin embargo el funcionario de la PGR vivía atormentado por la posibilidad de un segundo atentado en su contra que podría ser definitivo, así lo decía a sus amigos a quienes pedía que en caso de suceder hicieran llegar el cadáver “completo” a su familia, es decir a su madre y su hijo. Vasconcelos estaba ilusionado con su próxima boda aunque decepcionado por el maltrato del gobierno. Había servido 14 años en la PGR pero no se concretó su plan de convertirse en procurador de la república; días antes había sido desalojado de la casa de seguridad que habitaba y los problemas económicos lo agobiaban al grado de posponer una y otra vez su matrimonio. Santiago Vasconcelos era un hombre enamorado. Minutos antes de que el jet se estrellara llamó a su prometida y ella así lo cuenta: “mi amor, me dijo, al ratito paso por ti para ir a la cena que ofrece la embajada de Estados Unidos con motivo de las elecciones”. No tardó mucho para enterarse de la tragedia. SUCEDE QUE Terco como es, Ricardo Gamundi insiste en que su partido nada tendrá que pagar como resultado de la complicidad con el PAN. Allá usted si le cree, mientras tanto la Bety Paredes huyó a Europa antes que enfrentar la indignación de la militancia tricolor. Y hasta la próxima.
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