3 de diciembre, 2025
Las instituciones bancarias internacionales y en particular las de México, oficiales y privadas, así como analistas, dan por hecho que habrá un descenso en la actividad económica, que se traduce en una situación preocupante, sobre todo para las clases más necesitadas.
Pero al margen de la actividad nacional, dos de las fuentes tradicionales que aportan divisas a México, como lo son la industria de los hidrocarburos, entiéndase Pemex y las remesas que envían los mexicanos en el exterior sufrirán una contracción.
En el caso de la industria paraestatal petrolera, otrora fuente de importantes ingresos, es público que no se generan los mismos del pasado y, aunque se planea oficialmente hacer resurgir la paraestatal, no solamente tendrá que pasar por un proceso para lograrlo, sino que requerirá, además, de inversion oficial adicional.
Pero lo que más preocupa es la situación en que se encuentra el envío de remesas de la diáspora mexicana, que mayoritariamente vive en Estados Unidos, ante un decrecimiento registrado a lo largo del año.
En los primeros diez meses de 2025 suman 51.344 millones de dólares, lo que se traduce en una caída del 5,08% respecto al mismo periodo del 2024.
A pesar de ello, hay estados de la región centro-sur donde han crecido las remesas en los primeros meses del año. Se estima que alrededor 1.1 millones de personas en México están fuera de la pobreza gracias a esas transferencias. Las remesas tiene la virtud de llega a las familias directamente produciendo una derrama que se utiliza sin descuentos o tarifas en beneficio de la economía familiar.
Sin embargo los números descendientes de esas cantidades que se reciben deben de ser tomados en cuenta por su efecto en la economía, no sólo de las familias, sino nacional, al reducirse la capacidad de consumo de ese segmente que tiene la suerte de recibir esas cantidades de dinero.
Las causas son diversas, desde la población que ha dejado de vivir en el extranjero por su estatus migratorio, hasta quienes han optado por regresar a México para aligerar el costo de vida, hablamos de personas con doble nacionalidad, y aquellos indocumentados que por el temor de ser detectados se abstienen de hacer las transacciones financieras para hacer llegar a sus familiares o seres queridos las remesas que solían enviar.
La mayor preocupación es que con el endurecimiento de la política migratoria estadounidense, esa disminución de transacciones económicas no se elevarán, cuando menos en el corto plazo.
Todo lo anterior tendrá un efecto adverso para el país, y decimos esto con el mejor deseo de equivocarnos.
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