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El hombre nuevo

Jose Luis B Garza

29 de noviembre, 2023

·La candidatura de Samuel García

·Chocan propaganda y realidad

El proceso de elección para elegir candidato a la Presidencia de México ha irrumpido en su fase de precampaña, como es sabido con aspirantes que, desde ahora, sabemos que serán los que abanderen a sus coaliciones o partido. No tienen contendientes.

Movimiento Ciudadano, que postula al gobernador con permiso o licencia del estado de Nuevo León, ha saltado a la escena nacional con una serie de promocionales en los cuales se presenta como un elemento con grandes logros en su corta gestión como mandarlo nuevoleonés, pero además, de tener la menor, muy menor, edad que los otros contendientes, se presenta como “El Nuevo Samuel”. 

Seguramente sus asesores de marketing político tratan de borrar la mala impresión que deja cuando  declaró, tras tomar posesión del encargo gubernamental en las faldas del Cerro de la Silla, que iba a mantenerse en el cargo hasta el final del mandato que el voto de los electores le confirió. 

Mintió.

Hace tan sólo algunos meses, para ser precisos en el mes de junio, declaró que no buscaría ser candidato a la Presidencia.

Mintió también.

Estos sui generis pasajes de la política mexicana me recuerdan lo ocurrido con una pareja.

El novio de la muchacha, pese a conocer a su pareja desde hacía mucho tiempo, incluyendo a su familia,  y con muchos amigos en común que los apreciaban, tenía un defecto. Era borracho, borracho perdido. Eran tantos sus excesos que no le importaba llegar en notorio estado de ebriedad a visitar a la novia hasta que un día, ella, cansada de la situación le puso un ultimátum. Le dijo que no pensaba enlazar su vida con alguien con el vicio del exceso del consumo del alcohol.

“Voy a cambiar” le prometió ante la demanda de la novia.

El hombre desapareció unos días y reapareció una semana después.

Se paró en la puerta de la casa de la intrigada muchacha y alzando los brazos al cielo le dijo:

 ¡Soy un hombre nuevo!, ¡Soy un hombre nuevo!, provocando un gran suspiro de alivio en ella, quien se imaginó de inmediato contrayendo nupcias y, por supuesto, rodeada de hijos formando una feliz familia.

Los días transcurrieron. El llegaba de visita con la cara radiante, paso firme, con galanura. Todo compostura. Ante la mirada complaciente de ella.

Pero un día, pero un día, como dicen en las escenas de emoción…

El aparente converso ya abstemio llegó dando tumbos a la casa de su novia. Se golpeó en la cerca de la casa; se tropezó en la banqueta de acceso al domicilio, tocó repetidamente y cuando la muchacha finalmente salió, al darse cuenta en el estado que se encontraba su amado le dijo “Cómo es posible que vengas así, dijiste que eras ya un hombre nuevo. Me defraudas”

El hombre  sosteniéndose en el marco de la puerta, limpiándose con el dorso de la mano la saliva que le escurría por la comisura de los labios le replicó, casi culpándola:

“Tú tienes mala suerte, porque este hombre nuevo te salió igual de borracho que el otro que conociste”.

Un noble trabajador del campo en mi pueblo o, vaya, un agricultor dedicado, sin grandes antecedentes académicos decía que ”los que son borrachos o mentirosos no cambian”, yo le decía que quizá podría haber excepciones.

Pero alguien con una formación clínica, el emérito neuropsiquiatra Dr. Jaime Olvera Sozaya, nos decía con frecuencia en nuestra época de estudiantes, que los rasgos fundamentales de la personalidad no cambian, pero aclaraba que en el caso de quienes contraían la enfermedad del alcoholismo tenían una opción que los podría ayudar enormemente al grado de que pueden rehabilitarse y ser personas de gran valía para la sociedad y la familia, Alcohólicos Anónimos (AA). A lo largo de mi vida he escuchado eso de nuevo de parte de personas que encontraron una solución a su problema en AA.

Desafortunadamente nunca he sabido de alguna organización que se llame “Mentirosos Anónimos”,  que podría servirle a desde personas que dicen mentiras piadosas hasta verdaderos mitómanos.

Conocí a Samuel en una conferencia de prensa donde se dio a conocer que el Condado de Hidalgo y en particular McAllen, habían proporcionado vacunas, durante un crítico momento de la pandemia del Covid a miles de residentes de Nuevo León. 

La conferencia fue en uno de los carriles del puente internacional de Hidalgo, precisamente en el punto donde quienes visitan Texas abandonan por ese lugar la Unión Americana.

Durante la parte de preguntas al visitante de improviso empezaron a desfilar un grupo de mexicanos que estaban siendo deportados por el puente de Hidalgo hacia Reynosa, caminando, lógicamente, abatidos por haber perdido el “sueño americano”, a unos metros atrás de donde se encontraba el joven gobernador.

Quien esto escribe como participante de la conferencia de prensa le pregunté que cuál era su opinión de los infortunados mexicanos que estaban siendo deportados en ese preciso momento. Muy cerca de donde Samuel (Entonces Viejo, no Nuevo) se encontraba.

Con su tono rancio norteño, rostro impasible, sin dignarse a voltear a ver a sus paisanos, a los que de vuelta en México les estará pidiendo su voto próximamente, dijo: “No tengo esa información”.

No insistí.

Ahora recuerdo la enseñanza del catedrático en Medicina Olvera Zozaya y al agricultor de mi pueblo.

Por cierto, ese, como muchos agricultores, quisieran ganar el “sueldito” de 50,000 pesos que menciona despectivamente en sus promocionales “El Nuevo Samuel”.

jose@bgarza.com 

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