Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
4 de enero, 2011
La reciente toma de posesión de Egidio Torre Cantú como gobernador del Estado de Tamaulipas, el pasado sábado, en circunstancias muy especiales, por la fecha, por lo prolongado del período entre la elección y la ceremonia de protesta, así como por los trágicos hechos que dieron lugar a su designación, hacen reflexionar sobre la situación en que han llegado al poder gubernamental algunos mandatarios tamaulipecos.
Recientemente el periodista Alfonso de los Reyes presentó un libro en el que aborda el tema de la designación de Raúl Gárate Legleu como gobernador interino, tras haberse decretado la desaparición de poderes en el estado como consecuencia de la muerte del editor Vicente Villasana, asesinado en un hotel de la capital tamaulipeca por el entonces jefe de la policía, Julio R. Ozuna de León, en el año de 1947. Tanto el gobernador hasta ese entonces en funciones, Hugo Pedro González, como algunos alcaldes y los integrantes del Congreso de Tamaulipas dejaron de cumplir con los encargos que se les había conferido en una elección. Tras este aparente asesinato con fondo político, se escondía un triángulo pasional. Villasana y Ozuna eran rivales de amores de una maestra tampiqueña que acompañaba en el momento del asesinato al editor en el cuarto de hotel donde perdió la vida, nos refiere el autor del libro "Historia de dos crímenes". Raúl Gárate terminaría el periodo que inició Hugo Pedro González.
Otro difícil capítulo de la historia tamaulipeca lo fue la ascensión al poder del tampiqueño Manuel A. Ravizé, en el año 1969, quien tomó posesión convaleciente de una intervención quirúrgica que le practicaron unos días antes de la fecha en que debería ser ungido como gobernante. De acuerdo con el testimonio del historiador y médico cirujano reynosense Román Chapa Allen, quien participó en la operación junto con los cirujanos gastroenterólogos Juan Vela y José Luis Herrera, a Ravizé se le practicó una colotomía, es decir, se le cortó una parte del intestino que obligó al nuevo gobernador a juramentar el cargo en un deteriorado estado de salud. Seis meses después tendría que ser intervenido de nuevo con una nueva convalecencia superando su problema de salud. Sin embargo, su sexenio fue marcado por fuertes embates de una alianza política de los grupos echeverristas, portesgilistas y quinistas, dificultad que supo sortear gracias a sus asesores hasta que entregó el mando gubernamental a Enrique Cárdenas González, quien gobernó sin grandes problemas hasta que el cambio presidencial, dos años después, no le fue tan favorable. Llegó a la Presidencia de la República José López Portillo. Cárdenas tuvo que concluir su mandato con dos juntas de administración civil, una en Reynosa y otra en Altamira y confrontar aguerridos grupos políticos opositores.
Para su sucesor, el Dr. Emilio Martínez Manoutou, el ser enviado a gobernar su estado significó el ser sacado de la jugada para la Presidencia de la República. Antes de ser candidato, fungía como Secretario de Salud. Era mencionado como un presidenciable como ocurrió en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, cuando era secretario de la Presidencia de la República, que era considerada una super dependencia con ingerencia en toda la función administrativa federal. Martínez Manoutou prácticamente dejó en segundas manos la función gubernamental hasta que lo relevó en el encargo el Ing. Américo Villarreal Guerra, quien llegó a la gubernatura precedido de un gran prestigio técnico que le valió ser designado subsecretario de infraestructura hidráulica de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.
Si bien estos casos de ex gobernantes tamaulipecos fueron especiales, el apunte sirve para reflexionar sobre los diferentes caminos que existen para el ascenso al poder y la forma en que particularmente se han dado en Tamaulipas.
El caso de Egidio Torre Cantú es único, no sólo en la entidad tamaulipeca, sino probablemente en todos los estados de la República Mexicana. Su hermano, Rodolfo, candidato a gobernador del Estado por el Partido Revolucionario Institucional, fue asesinado el 28 de junio de 2010, a unos cuantos días de las elecciones, siendo a esas alturas inminente vencedor en el proceso electoral, de acuerdo con las encuestas. Ante la emergencia, su hermano Egidio fue designado por el PRI su candidato y, merced al trabajo electoral previamente realizado, ganó la elección. Egidio Torre, si bien ocupó la presidencia municipal de Cd. Victoria en el año 2000 interinamente no figuró posteriormente en cargos públicos. Eso no quiere decir que no estuviese al tanto de los asuntos gubernamentales, pero su trabajo se llevaba a cabo en aspectos técnicos relacionados con su carrera y la obra pública, alternada con actividades académicas. Es de una familia de políticos y contaba con información, debemos suponerlo, privilegiada sobre los proyectos y metas de su hermano inmolado. Su profesión facilita la comprensión, gestión y realización de la obra pública, pero eso no es todo lo que un gobernador hace o debe hacer. Pese a retos que los tiempos actuales imponen se encuentra ante la gran oportunidad de convertrir lo que algunos mencionaron como nepotismo post mortem en una atinada conducción del Estado.
REBOTES
Las tomas de posesión de los cargos estatales y municipales en Tamaulipas no nos hacen olvidar que en el Valle de Texas también hubo importantes cambios. El abogado Ramón García tomó posesión como juez del Condado Hidalgo el pasado sábado en la ciudad de Edinburg. El puesto no es de carácter judicial sino administrativo. En los Estados Unidos los condados tienen jurisdicción sobre amplias zonas poblaciones y en el caso del de Hidalgo, su jurisdicción abarca 16 ciudades, entre las que destacan McAllen, Mission, Hidalgo y Pharr, por mencionar unas cuantas.
En el condado de Willacy Joe González fue investido con similar cargo al de Ramón García.
Quienes, consecuentes con las buenas relaciones que deben de mantenrese entre ambos lados de la frontera, han andado sumamente activos en los últimos días son los alcaldes de McAllen, Richard Cortez y John David Franz, quienes se dieron tiempo para asistir a la toma de posesión de varios alcaldes tamaulipecos y del nuevo mandatario estatal de la entidad. Lo mismo se puede decir del cónsul de Estados Unidos en Matamoros, Michael Barkin.