Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
23 de mayo, 2016
No es, desde luego, una alusión a los bruscos cambios meteorológicos registrados en los últimos días en la frontera de Texas y Tamaulipas, que se han caracterizado por severas tormentas eléctricas con saldo de algunas inundaciones.
Es una remembranza de una novela del escritor humorista Jorge Ibargüengoitia, “Los relámpagos de agosto”, en la que el también satírico articulista, fallecido en el año 1983, narra la lucha entre los herederos de la Revolución Mexicana por el poder y de cómo, en un momento dado, se olvidan de los ideales del más importante movimiento político del siglo pasado en aras de la conquista de ese poder, utilizando en la lucha por ganar las posiciones más altas de la política mexicana y los consecuentes privilegios que eso implica, toda clase de recursos.
La remembranza viene a colación por lo que actualmente sucede en algunos estados de la República Mexicana donde las campañas políticas están salpicadas de ataques sin límite, ni recato, ni respeto. Lo importante es demeritar al oponente. La veracidad en las acusaciones que llueven entre los contendientes, quizá sean comprobadas cuando las campañas hayan concluido y poco vaya a importar ya con resultados electorales definitivos e irreversibles.
Quizá el caso más ilustrativo sea lo que ocurre en el estado de Veracruz: Dos primos hermanos enfrentados por lograr ganar la misma posición, la gubernatura. Héctor Yunes, respaldado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y una alianza de partidos menores y Miguel Angel Yunes, apoyado por una coalición del Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD), que han recibido feroces ataques de sus contrapartes y donde se consideraba que el PRI estaba en posición de ventaja hasta que las últimas encuestas le dan al candidato de Morena, Cuitláhuac García, un inesperado crecimiento en el número de simpatizantes convirtiéndolo en una tercera opción real.
Pero Tamaulipas no se queda atrás.
En los últimos días la intensidad de los ataques ha crecido.
Francisco García Cabeza de Vaca, candidato del PAN, muy a su estilo, desde un inicio esgrimió de palabra, acción y obra como parte esencial de su campaña el ataque centrado en el candidato a vencer, Baltazar Hinojosa, del PRI, mezclando las anteriores acciones con algunas propuestas, sobre todo en el tema de la seguridad. Al margen de una febril campaña presencial en todo el estado, sus mensajes televisivos y radiofónicos cambiaron de estructura y contenido constantemente, pero sin perder agresividad.
Por su parte, Baltazar Hinojosa dio prioridad en sus argumentos proselitistas a los temas de la educación y la economía, absorbiendo los ataques de su oponente sin variar mucho su estrategia inicial. Pero eso ya cambió.
Los que parecían inmisericordes ataques de Cabeza de Vaca en las postrimerías de la etapa proselitista fueron contenidos con la exhibición del historial de ese candidato y la difusión de grabaciones comprometedoras que, al margen de su validez, han obligado al máximo dirigente del PAN, Ricardo Anaya, a dar explicaciones ante los medios nacionales que, independientemente de que sean convincentes o no, lo ponen en una posición defensiva e indeseada, dado que no es ningún secreto que el llamado “Joven maravilla” aspira a tener un papel estelar en la sucesión presidencial, pero que, al igual que el líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, necesitan hacer su tarea en el 2016 para obtener boleto para el 2018.
Pero ahora también, a esas alturas de la campaña, Baltazar concede amplio espacio en sus anuncios televisivos a demeritar la figura de su mayor oponente.
A la vista de los partidarios de cada uno de los principales actores políticos de la lucha por la gubernatura tamaulipeca esto puede resultar algo ya esperado.
Pero hay un importante segmento de la opinión pública que no aprueba el tono acusatorio que ha tomado el enfrentamiento político.
La mala noticia para ellos es que aún falta el desenlace previo a la elección del cinco de junio que, todo lo indica, estará lejos de ser cordial.
Los relámpagos de mayo amenazan con ser más estridentes.