Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
9 de junio, 2009
Eran las dos de la tarde con siete minutos y cuatro segundos del lunes anterior, a esas horas Arnulfo Rodríguez discutía con algunos de sus colaboradores el mejor lugar pa’ comer y echarse unos tragos, y casi se ponían de acuerdo entre mariscos que por acá no hay mejores que los de el “Mocambo” del pariente Arellano, y un rico cabrito al pastor en “El Ranchito”; entre unas chelas “bien muertas” y unos whiskytos 18 años con agua mineral en vaso alto y mucho hielo, casi se ponían de acuerdo, digo, cuando sonó el celular del líder. “-¡Arnulfo, quiero aquí a toda la dirigencia esta misma noche!”. Era una voz impositiva, ronca de por sí que trataba de ser clara aun cuando se tropezaba con vocales y consonantes como consecuencia, dicen, de las múltiples recicladas estéticas a que se ha sometido la mujerona. “-Sí jefa como usted ordene”, apenas alcanzó a decir el líder antes de que aquella hembra cortara de manera brutal y sin concesiones, como suele ser ella en su estado natural de barbarie política, por algo ha sobrevivido a cinco presidentes de la república y todos le rindieron o se atuvieron a las consecuencias. En cuanto a Calderón este ha sido más bien un socio colocado a modo de los caprichos de esta chiapaneca que no se cansa de recordar la alianza establecida la noche misma en que Felipe se declaró triunfador por una de esas aberraciones propias de sistemas en cuya corrupción llevan el pecado, como el que padecemos pues…¿qué gana Ugalde, el ex consejero presidente del IFE, en denunciar a toro pasado las presiones de que fue objeto antes, durante y después de aquella negra jornada de julio del 2006?...¡pamplinas!, jamás perdonaremos el estado de sospecha en que siempre se movió a favor del PAN ni los desplantes, mezcla de cinismo y desvergüenza, que llevaron a los partidarios de AMLO a esperar del IFE lo peor…y viera que no se equivocaron. Regresemos con Arnulfo, quien después de aquella orden seca y terminante, lentamente cerró su celular…”era mamá grande” , dijo, mientras el ambiente se inundaba de carcajadas. -“De manera que la comida se chingó”, agregó. -“Y los tragos también”, secundó otro de los bufones mientras suspiraba por el frustrado banquete con cargo a las cuotas del magisterio. -“Pues ni modo, así que se me van en chinga por unas dos mudas de ropa porque no sabemos ahora que jijos se le ocurrió a la patroncita”. Una de las dirigentes no quiso salir de la oficina, ahí mandó que le pintaran el pelo y le arreglaran las uñas, mientras le hacían llegar alguna ropa tan decente como pa’ ser digna de apersonarse ante “la maestra”. En efecto, esa noche del lunes el vuelo hacia la capital del país fue alquilado en su totalidad por la sección 30 del SNTE. Pero, ¿cuál era la urgencia?. En verdad no lo era tanto, tratabase de de festejar el nombramiento de Benjamín González Roaro a quien esa tarde Felipe Calderón lo había nombrado director de la Lotería Nacional en sustitución de Miguel Ángel Jiménez, otro de los consentidos de “mamá grande” el que se vio obligado a renunciar tras ser acusado de violentar la ley electoral. De esta manera las copas programadas por Arnulfo en Victoria fueron consumidas, pero en uno de los antros más exclusivos del defe…esa era toda la prisa de la que también participaron los candidatos a dipus del PANAL. Y hasta lueguito.