Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
10 de mayo, 2010
Desde el fin de semana pasado al 4 de julio, los candidatos a la gubernatura del estado de Tamaulipas participarán en una guerra, en la que desde plazas, barrios, salones, medios de comunicación, redes sociales y no faltará quien lo haga desde una iglesia, ya sea para pedir el voto o para fustigar a su o sus adversarios. Para muchos, lo que está por venir es una serie de rituales anacrónicos, huecos que sirven para maquillar una partidocracia con matices bipartidistas que nos mueve a lo mismo. Para otros, se trata de la fiesta electoral máxima de una entidad en la que ganará no sólo el que tenga más dinero, sino el que convenza más a la sociedad. A partir del sábado pasado José Julián Sacramento Garza, del PAN; Rodolfo Torre Cantú, de la coalición Todos Tamaulipas (PRI, PVEM y Nueva Alianza); Armando Vera García, del PT; Julio Almanza Armas, del PRD y Alfonso de León Perales, de Convergencia, están en abierta contienda. Las campañas ya iniciaron. Los candidatos se preparan para bailar cumbia, quebradita o reguetón; dentro de poco cargarán niños, besarán ancianas y de la noche a la mañana se convertirán en una especie del super héroes que todo Tamaulipas estaba esperando. Para todo tendrán solución. Sabrán qué hacer, dentro del marco jurídico hasta con los cárteles de la droga, con la drogadicción, el crimen organizado, pasando por el desempleo y todos los problemas de salud, educación y pobreza. Muchos nos tendremos que ver cara a cara para decir “A caray, sí hay hombres (porque no hay ninguna candidata) en Tamaulipas tan fregones, cómo es que no los habíamos encontrado antes y de una vez resuelto todos los problemas. Cada quien le pegará, según su conveniencia al Presidente Felipe Calderón y su gabinete, al gobernador Eugenio Hernández y su gabinete, a los priistas, a los panistas y a los perredistas. Total, que como todos se llevan, todos se aguantan. Así es la política. Cada día, en el proceso electoral se gastarán cantidades estratosféricas de recursos, públicos, del propio financiamiento, y del privado, regido por ley hasta donde los instrumentos legales lo permiten. Ahora falta que todos nos digan cómo le harían para concretar las propuestas.