Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
5 de noviembre, 2014
El proceso electoral de Estados Unidos llamado de término medio, dado que es justamente a la mitad del período presidencial, en este caso de Barack Obama, tiene siempre la particularidad de reflejar en sus resultados el grado de popularidad presidencial para el partido que se encuentra en el poder.
Actualmente la imagen del mandatario estadounidense no pasa por su mejor momento. A estas alturas, con los resultados obtenidos por ambos partidos, definitivamente favorables a los republicanos, se comprueba de nuevo que la elección ha sido una especie de referendo de la actuación presidencial.
El costo ha sido caro. En el Congreso, ya controlado por los republicanos con anterioridad, se incrementó el número de escaños de este grupo dominante y, lo peor, en el Senado, donde la mayoría era demócrata, los resultados le dan el control también a los republicanos. 52 de los 100 escaños están ya en manos de ese partido y puede incrementarse la cantidad ya que tendrá que llevarse a cabo una elección conocida como "de desempate" en el estado de Lousiana. Es decir, podrían ser 53 en diciembre.
Nada halagador el futuro inmediato para el presidente. Todo esto tendrá un gran efecto en el gobierno de Obama.
Ha sido distintivo de la concluida campaña electoral el tema migratorio, que se refiere como muy importante para la comunidad hispana, pero que lo es en general para miles de migrantes procedentes no solamente de América Latina, sino de diferentes latitudes internacionales que también aportan indocumentados que aspiran a lograr regularizar su situación en la Unión Americana.
La conclusión de la elección, independientemente de a quién favorezca, es este año una especie de punto de arranque para la cuenta regresiva de una supuesta acción ejecutiva presidencial que permitiría dar cierto estatus legal a una cantidad indeterminada de indocumentados.
Como se sabe, pese a que en el Senado se aprobó el año pasado una iniciativa de reforma migratoria, ésta, al ser remitida al Congreso, ha permanecido sin ser sometida a discusión y, en su caso, aprobación de los congresistas quedándose estancada sin poder surtir los efectos legales o ser modificada para su aplicación.
Muchos tienen una gran esperanza de que el presidente Obama, en uso de las facultades que su investidura le concede, proceda a emitir una orden ejecutiva similar a la acción diferida para los "soñadores", pero que en este caso beneficie a los millones de indocumentados residentes en la Nación.
De hecho, ha sido una demanda permanente e intensiva por parte grupos y organizaciones para que cuanto antes Obama actúe en ese sentido.
Sin embargo, una acción ejecutiva presidencial tiene carácter de temporal y revocable. Es decir, no tendrá nunca el valor de una reforma migratoria aprobada por el Congreso.
A lo de temporal y revocable, se le podría agregar el calificativo de parcial.
Si bien esa es la jugada anunciada por el mandatario estadounidense falta ver cuáles son los planes de los republicanos, ahora fortalecidos.
Para la frontera habrá sin duda efectos. Independientemente de acciones sujetas a iniciativas de reformas, los republicanos con seguridad insistirán en algo que ha sido su argumento constante. "Hay que asegurar la frontera". Eso, en la práctica puede tener muchos significados o acciones, pero, sin duda, por lo que corresponde a la región fronteriza de Texas recientes sucesos como el extraordinario flujo de niños migrantes indocumentados, el asesinato de un importante jefe policiaco asignado en Tamaulipas y la ejecución de tres jóvenes texanos en el municipio de Matamoros donde se involucra a fuerzas policiacas locales, ampliamente difundidos en los Estados Unidos, serán factor para que busquen reconsiderarse medidas de seguridad que en mayor medida afectarán el flujo regular turístico y comercial. Los siguientes días sin duda serán reveladores de estrategias y contraestrategias migratorias.