Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
20 de diciembre, 2011
Se acaba de celebrar el "Día Internacional del Migrante". En esa fecha, instituciones internacionales, desde las Naciones Unidas hasta organizaciones gubernamentales y comunitarias, dedican actos para resaltar méritos y vicisitudes de quienes en un momento de su vida decidieron abandonar la tierra que los vio nacer para buscar en otras latitudes un mejor futuro.
La fecha se llena de anécdotas, remembranzas y reconocimientos, como corresponde, alusivos a quienes decidieron dejar atrás el entorno donde nacieron.
Muchos de esos migrantes llegan a países en Europa o los Estados Unidos sabiendo que difícilmente lograrán regresar a la tierra que los vio nacer. Dan un adiós, muy probablemente definitivo, a su lugar de origen. Muchos de ellos logran entrar a su país de adopción legalmente, otros desafortunadamente no. Para estos últimos, les está reservado vivir en las sombras con la esperanza, cada vez más lejana, de un día obtener su permanencia legal y definitiva en el país receptor.
Pero eso es en general. Seguramente estamos mucho más familiarizados con el migrante mexicano, a quien simplemente llamamos (nos llaman) paisanos.
El paisano, a diferencia de otros migrantes que llegan a la Unión Americana procedentes de otras naciones, difícilmente piensa en desarraigarse de lugar donde nació. Mantiene relaciones de diversa índole, nexos afectivos, actividades comerciales que no son a la distancia, sino que se materializan en ciertas épocas del año en las que esperan viajar a territorio mexicano.
Estamos hablando de quienes tienen un estatus legal que les permite el libre tránsito en la frontera. Muchos, desafortunadamente, no pueden hacerlo. Han vivido durante años indocumentados y permanecen en espera de que se produzca una reforma migratoria o una oportunidad especial para residir legalmente en Estados Unidos.
La realidad es que, en conjunto, documentados o no, los paisanos se han convertido en la segunda fuente de divisas para México, que a diferencia de otras van directamente a las familias y permiten su sostenimiento, que no logran con los índices de pobreza que prevalecen, con todo y los muchos programas sociales que buscan erradicarla.
Pero es precisamente en la internación de los mexicanos a su patria de origen donde cada día parece que se ponen más obstáculos.
Un caso que ejemplifica es el de la internación temporal de los vehículos, que hace muy pocos años costaba alrededor de 15 dólares y que fue elevado al principio de la administración a casi 30, bajo el argumento de que el incremento estaría destinado a mejorar las instalaciones donde se documentan las unidades motrices.
Pero una nueva disposición fue puesta en vigor antes de que ese régimen concluyera.
Se hizo obligatorio que los paisanos dejaran un absurdo "depósito de garantía" que variaba en monto dependiendo del modelo del vehículo que se tratara. Sin embargo, quienes tuvieran tarjeta de crédito o débito expedida en los Estados Unidos no requerían hacer ese depósito, sino simplemente pagar su permiso de internación temporal con esa tarjeta que automáticamente establecía que eran sujetos de crédito en tierras estadounidenses.
Pero ese trámite fue cambiado a partir de junio del presente año.
Actualmente el paisano que desee viajar tendrá que dejar un depósito en efectivo en garantía por el vehículo, de 400 dólares si es modelo 2007 o siguiente; 300, de 2001 a 2006 y 200, los 2000 o modelos anteriores.
Pero para quienes paguen con tarjeta de crédito, que normalmente no tenían que dejar depósito, ahora se les cobra, con cargo al crédito o débito de la misma, las cantidades antes mencionadas.
El cargo, desde luego, va en detrimento de los paisanos, pero, sobre todo, de los que menos recursos tienen y que, de por sí, están haciendo un esfuerzo por viajar. Su presupuesto, generalmente apretado, se ve mermado por la cantidad que tienen que dejar por disposición hacendaria en calidad de depósito. Multiplicado el monto del depósito por los miles o cientos de miles de unidades que se encuentran importadas temporalmente, se está hablando de una fabulosa cantidad que el Gobierno Mexicano, que tanto argumenta apoyar a los paisanos, retiene y, desde luego, "jinetea" financieramente.
El asunto no para ahí. Al vencerse el permiso y solicitar la devolución del depósito con tarjeta , éste "se constituirá en su equivalente en pesos al tipo de cambio del día en que se realice la operación y la devolución se realizará el día hábil bancario siguiente al cual se realice el retorno definitivo", dice textualmente la información oficial.
Con tal medida, los paisanos, al conocerla, han ido de la incomodidad a la frustración, pasando por el enojo, desde luego.
Pero no es todo. La inseguridad creciente en México ha hecho que los costos por seguro de autos que se internan a territorio nacional se incrementen, pero ese es otro tema.
Es pues, contradictorio el discurso federal de apoyo a paisanos, en tanto se le ponen obstáculos para su internación a México, pese a los esfuerzos que hagan las autoridades municipales o estatales por facilitarles el acceso al territorio nacional.
Parece que las remesas de los paisanos son muy bien recibidas en México, pero los paisanos no.
En fin, con todo y estos pesares, debemos desear la mejor de las navidades y esperanza de un año mejor en el 2012.