Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
21 de junio, 2009
Una vez que pasen las elecciones del 5 de julio va ser muy interesante la posición que asuma el Congreso de Tamaulipas en relación a las elecciones del próximo año para renovar la gubernatura, los 43 municipios y las diputaciones locales. Hasta ahora sigue vigente la disposición legal de que las elecciones se realicen el segundo domingo de noviembre. Sin embargo, está pendiente una reforma a la Constitución de Tamaulipas para ajustar esta fecha al primer domingo de julio, en acatamiento a una instrucción de la Constitución General de la República. La modificación todavía no sea hace. También está pendiente una reedistritación en la entidad para que en vez de 19 distritos existan 22. Los tres nuevos distritos se definirán en función a los datos de población que aporte el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Historia (Inegi), pero a ojo de buen cubero todo indicaría que los nuevos distritos serán para Reynosa, Matamoros y Tampico. Nuevo Laredo tendrá que esperar un poco más, pues su población real no llega a los 500 mil, tomando en cuenta que su padrón electoral es de 290 mil y se estima que por cada tres empadronados hay una persona que no lo está, por ser menor de edad, por tener suspendidos sus derechos o sencillamente porque no está registrado. Así pues, andamos en alrededor de 400 mil habitantes y por cada distrito se recomiendan 300 mil habitantes. LO que si tiene que hacerse en Nuevo Laredo es mover los límites entre los distritos XI y XVI para que exista un mejor equilibrio en cuanto a los habitantes de cada uno, ya que actualmente el XI concentra más del 60 por ciento de los votantes, contra un 40 del XVI. Ahora bien, si se reforma la Constitución local para que las elecciones sean el 5 de julio, para diciembre o enero, a más tardar, ya habría candidato a la gubernatura, en tanto que los alcaldes y diputados estarían destapados para febrero o marzo. Todo esto traería consigo una serie de problemas, pues en julio ya habría gobernador, alcaldes y diputados, pero tendrían que esperar seis meses para entrar en funciones y mientras tanto se generaría un conflicto de intereses entre los que se van y los que llegan. En todo caso, tendría que ajustarse los períodos de gestión, para que si las elecciones son en julio, los elector tomen posesión, digamos, el 1 de septiembre, a más tardar, una reforma prácticamente imposible, porque a ningún funcionario electo le gustaría que le quiten cuatro meses de gestión. El tema esta complicado. No es tan simple, como lo ven muchos políticos que en todo el Estado ya dan por cierta la reforma constitucional para que las elecciones sean el 5 de julio, cuando la realidad es que sigue vigente la disposición que establece que las elecciones sean el segundo domingo de noviembre. En otro tema, estamos a 9 días de que concluyan las campañas y a 13 de que se realicen las elecciones. Las nuevas reglas electorales nos trajeron campañas frías que no despertaron el interés ciudadano y todo indica que el 5 de julio tendremos las elecciones menos concurridas de los últimos lustros. Se habla de estados del sur con una participación de alrededor del 20 por ciento, en tanto que en el norte y centro, se estima que será de entre el 25 al 35 por ciento, todo esto como resultado de que las disposiciones legales en vez de promover la participación ciudadana, la desalentaron.