Te firmo y me río

Max Avila

18 de junio, 2009

Durante su última campaña Oscar Luebbert Gutiérrez agarró la onda de firmar ante notario los compromisos adquiridos sobre todo en las colonias marginadas , han transcurrido casi dos años y la raza todavía lo anda buscando pa’ que cumpla. Bien dicen que el prometer no empobrece. Y viene a cuento este asunto después de que un grupo de empresarios, entre ellos Alejandro Martí, lanzaron la iniciativa a efecto de que los candidatos a dipus federales hagan lo mismo que en Reynosa hizo el presidente municipal, lo cual además de una inocentada, es una vacilada que contribuye a desconfiar más de los políticos. La idea es un magistral invento que por lo mismo está fuera de la realidad. ¿Quién obligará a los dipus a cumplir?. Ni modo que les resulte cárcel u algo que se le parezca,-recordad que son inmunes a la ley, sea que los batos tienen fuero-, aunque lo que pudieran acrecentar sería el desprecio popular pero esto ya se ve y se siente que a los políticos les importa pura progenitora, “y menos cuando ya están sentados”, como decía mi santa y adorada abue. Ya parece que se escuchan las carcajadas en los corredores de san Lázaro cuando por ahí se apersone algún ciudadano, papelito en mano, a pedirle cuentas a su respectivo diputado, y éste fingiendo una amnesia más profunda que el gandalla que se llevó a la chica al río creyendo que era mozuela. Es una inocentada digo, porque nadie o casi nadie cree en la sinceridad de estos grillos nuestros de cada día, y es que si cambiaran de esencia, presencia y sustancia perderían su razón de ser. Los políticos en México, señoras, señores solo son parte del folklor, no les pidamos que sean cumplidores porque romperemos con esta patriótica tradición importamadrista que nos distingue del resto del mundo. Ya sabe usted la anécdota del candidato que llegó al ejido equis con la idea de construir un puente. Uno de los presentes le aclaró que no había río, a lo que el susodicho respondió que también les haría el río, no faltaba más. O aquel otro que en un rancho contiguo convenció a los vecinos de que tumbaran el viejo puente de madera “porque ese mismo día llegaría maquinaria para construir uno de concreto”. Pasaron los tres años y ni un méndigo trascabo se apareció, “muncho” menos el señor diputado perdido todo ese tiempo en los humos del poder y la arrogancia. Imposible pues que los dipus cumplan, sabedores de eso los electores piden que cuando menos regresen a sus distritos siquiera a decir mentiras sobre gestiones jamás realizadas, iniciativas nunca promovidas o fantasiosas participaciones en tribuna que no pasan de ser sueños guajiros. Eche una vista a los candidatos a dipus en Tamaulipas y verá que excepción hecha de Rodolfo Torre Cantú de Victoria, el resto solo regalan jarabe de pico, sea que lo que menos desean es agregar compromisos a su agraciada existencia. Y esto incluye a todos los partidos. En concreto, de llegar la modalidad a nuestro estado, tenga la seguridad que las respectivas actas notariales ni siquiera servirán a los candidatos pa’ hacer del baño. SUCEDE QUE En Matamoros unas doscientas trabajadoras de una maquiladora sufrieron graves intoxicaciones por culpa de Juan Villafuerte, quien por la fea costumbre de aliarse con los empresarios prefiere ignorar los peligros que enfrentan sus compañeras. Dicese que por eso le ha ido taaaan bien a dicho lidercete. Por algo el resto de las federaciones regionales cetemistas lo rechazan como dirigente estatal…por su parte Marco Antonio Bernal sigue dando de que hablar, ahora jura y perjura no estar obsesionado con la gubernatura. Que bueno que lo dice, pero que malo que nadie se lo crea. Y hasta lueguito.