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¿Fraude a la vista?

Raúl HERNANDEZ

14 de junio, 2009

Con todo y que la ciudadanización de los procesos electorales ya va para dos décadas –inicio en 1990—todavía es común escuchar, una vez que concluyó la elección, que hubo fraude. La más de las veces es un fraude meramente hipotético, mediante el cual los que pierden buscan justificar la derrota. En el 2006 era inevitable que Andrés Manuel López Obrador hablase de fraude, como inevitable será que después del 5 de julio de éste año, también hable de fraude. Pero es interesante saber que la mejor manera de evitar un fraude la proporciona la propia ley. Ahí está el instrumento para blindar las elecciones, que los partidos no lo aprovechen, es otra cosa. Y es que para poder blindar la elección, se requiere de mucho trabajo de los partidos y ya se sabe que todo trabajo agota. Ubicándonos en el Primer Distrito tenemos que se instalarán 556 casillas. Para cada una se van a seleccionar siete funcionarios, escogidos al azar. Estos funcionarios fueron escogidos de entre un universo de más de 32 mil a los que se invito a capacitarse. De entre los que aceparon la invitación se seleccionara a 3,892, a razón de siete por casilla, aunque finalmente solo habrá 2,224 cuidando las casillas y el resto quedará de reserva, para el caso de que alguno de los titulares falle. Ahora, bien cada partido tiene derecho a tener dos representantes de casilla y puesto que son 8, significaría que si todos cumplen, registrarían a 9,296. Adicionalmente la ley les permite tener un representante general por cada 10 casillas en zona urbana o por cada 5 casillas si se ubican en zona rural. Aquí tenemos otros 400 representantes por los ocho partidos. Es decir, cuidando las casillas, entre funcionarios y representantes de los partidos, estaríamos hablando de más de 13,500 ciudadanos con lo cual se cuidaría cada voto emitido. A ello hay que agregar la vigilancia que ejercen los observadores electorales y los medios de comunicación que durante la jornada electoral despliegan, en conjunto, a varios cientos de reporteros de planta y reporteros habilitados exclusivamente para ese día. Pero ya se sabe que en Nuevo Laredo solo el PRI. el PAN y el PRD registran todos los representantes a que tienen derecho. El resto de los partidos se conforman con registrar algunas decenas de representantes generales. A ello hay que agregar que el día de la jornada muchos de los representantes registrados por el PAN y el PRD no asisten a cuidar sus casillas, lo que corrobora que en muchas ocasiones se toman los nombres de la lista nominal y se hace creer que serán representantes, pero en realidad ni siquiera se tiene idea sobre muchos de los nombres registrados. Y es que convencer a 1,160 personas de que acepten ser representantes en una casilla es una tarea bastante difícil. En el supuesto de que se les consiga, el partido tiene que garantizarles que el día de la elección les proporcionará por lo menos dos comidas, quizá les ofrezca algo de gasolina y para tener la certeza de que si asistirán los partidos deben garantizar un pago de entre 300 a 500 pesos a cada uno. Entre mayor sea la gratificación, mayor será el interés que los militantes pongan en el cuidado de la casilla. Hay antecedentes de que cuando un partido no le lleva a sus representantes comida y refrescos, esos representantes ya no estarán dispuestos en la siguiente elección a entregar todo un día de su tiempo para cuidar los intereses de ese partido que no les cumplió.
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