Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
7 de junio, 2009
Solo aquellos candidatos a dipus con historia han sobrevivido a sus campañas, el resto se ha derrumbado por la fuerza de las circunstancias…y los espantos. El proceso inició entre sorpresa y desgracia. Un mal día el gobierno panista anunció que México estaba siendo atacado por una peste de proporciones globales y que los nacionales, cual más cual menos, además de portadores del mal, estábamos destinados a una muerte inmediata y sin mayor trámite. Entonces se impuso el único remedio frente a la enfermedad que se dijo, era desconocida, pasando a depender la salud nacional de un pinchurriento “tapabocas” cuya vigencia no iba más allá de 12 horas. El país se paralizó y por brechas, caminos, calles y veredas solo transitó el miedo. En el inter los diputados federales en medio de inexplicable júbilo legalizaron el uso de las drogas de lo cual apenas nos dimos por enterados, preocupados como estábamos por los alcances de la pandemia. Fue algo así como un acuerdo en lo obscurito cuyos efectos sociales y familiares los han de sufrir las generaciones presentes y por venir…”Si de por si”, ya ve como andan los jóvenes desorientados por un sistema acabado que no les permite siquiera hilvanar esperanzas. Por esos días los candidatos decidieron suspender los actos masivos aunque hubo algunos como el de Río Bravo de apelativo islámico, a quien no importó poner en riesgo a sus seguidores pasándose por el arco del triunfo las disposiciones sanitarias. El asunto es que los candidatos al retomar sus campañas, dieronse cuenta que debían empezar de cero y solo aquellos como Rodolfo Torre Cantú en Victoria, reiniciaron el paso sin menoscabo del capital político acumulado en el transcurso de su quehacer social que como es sabido, se alarga por muchos años. Pero, ¡ea! que a la mayoría se les acaba el tiempo y algunos no logran salir del bache que en que los dejó la pandemia. “Ni saldrán” como dijo don Teofilito, negados como están pa’ entender la problemática de la jodencia. Y esto, señoras, señores, es lo que los trae con la progenitoria en rastras. Y es que “no le hallan” por ello tampoco “levantan”. Sucede en Mante con candidatos hechos de traiciones, aunque también puede suceder en Reynosa aunque por allá en razón de la mediocridad y pequeñez política e ideológica. De manera que quienes tienen capital político cimentado no tendrán mayor molestia que presentarse a recoger su constancia de ganadores, en cambio a aquellos que se han movido entre el estiércol no les queda más remedio que asumir las consecuencias. Y estas podrían ser tan fatales como para no volver a figurar por el resto de sus vergonzosas existencias. Las campañas solo durarán poco más de veinte días y ya le digo que en muchos de los casos no se ve ni por donde se alza el porvenir, y menos frente a la demanda que poco a poco cubre a la nación en sentido de anular el voto como protesta contra este sistema de partidos y candidatos que solo han acrecentado la desgracia mayoritaria…y ni modo que sea invento. SUCEDE QUE El drama de Hermosillo con tantos niños muertos muestra el grado de desprecio del gobierno panista por la vida de los mexicanos. Y luego quieren que la raza no desconfíe de los políticos y los partidos…¡Qui’hubo!. ¿No le dije que con su saludo Calderón solo iba a “salar” a la selección nacional?. ¡Qué ya no se acerque, plis!...¿se acuerda de Rafael García Luna Martínez, aquel delegado del ISSSTE, esposo de Aída Acuña que fuera inhabilitado por quien sabe que enredos legales?, pues aseguran que despacha en el departamento de compras de dicha dependencia en el DF y con amplio poder de firma. Suerte te de Dios. DIARIO DE UN LOCO ¿Qué se creen estos colonos muertos de hambre?...ya les di mi foto autografiada, ya rasuré las orillas del san Marcos con mi hacha vengadora, ya les hice una fosa con aguas negras pa’ que se diviertan e imaginen que están en la isla del Padre, ya contraté a otro “gandalla” pa’ que mejore mi imagen, ya sembré “baches” por toda la ciudad, ya les di mi nombre pa’ que lo luzcan en sus camisetas ¡ y todavía quieren servicios públicos!, ¿están locos, o qué?. Hasta lueguito.