Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
27 de abril, 2010
En un hecho sin precedentes, en menos de cinco meses, el agente aduanal Salvador Rosas Quintanilla, se puso su quinta camiseta partidista. A principios de diciembre traía la camiseta del PRI --donde fue Presidente del Comité de Financiamiento de la campaña de José Suárez López—después anunció que sería candidato a gobernador por Convergencia. A principios de febrero, anunció que se registraría como candidato a alcalde del PAN; semanas más tarde se fue al PRD –porque el PAN lo desecho luego de que él les pidió 100 mil dólares a cada uno de los primeros candidatos a regidores y ninguno estuvo de acuerdo—y la tarde del lunes, de manera sorpresiva, dio a conocer que ahora es candidato del PAN. Puesto que el registro de candidatos es del 5 al 15 de mayo, bien puede anunciarnos en cualquier día que ahora será candidato del Partido del Trabajo. O peor aún: como presume que tiene una fábrica de dinero y como poderoso señor es Don Dinero, a la mejor se lanza como candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Pero como va, más que ser presidente municipal de Nuevo Laredo haría bien en buscar la presidencia de algún club social, donde tiene más posibilidades. Salvador Rosas dejo al PRD colgado de la brocha. Como las chachas, se fue sin avisar y todavía la noche del lunes en el PRD estaban convencidos de que Rosas se registraría como candidato del PRD y el PAN se sumaría a su campaña, sin registrar candidato. Salvador Rosas sigue tan despistado como siempre. El lunes, él mismo filtró la información de que se había reunido con los líderes nacionales del PAN y del PRD, César Nava y Jesús Ortega, donde se había acordado que el PAN lo registraría y el PRD se sumaria de facto a su campaña. Sin embargo, cometió el desliz de asegurar que el dirigente local del PRD, Jorge Valdez, andaba desesperado, buscando candidato, con lo cual hecho abajo, el argumento de que Ortega estaba de acuerdo con la alianza de facto, pues de ser así, Jorge no podría hacer nada. Rosas sigue jugando al político y resulta imposible que no pueda contratarse por lo menos asesores de medio pelo, que no lo hagan cometer tantos dislates. Rosas será candidato del PAN, pero el PRD tendrá su propio candidato. No hay ninguna alianza ni legal ni de facto. Y a propósito de quienes piensan que una alianza opositora sería garantía de triunfo, habrá que recordarles que en la elección del 2007, de los 108 mil 802 votos que se emitieron, el PRI obtuvo 71 mil 293, equivalentes al 65.62 por ciento. La oposición, en conjunto, obtuvo el 34 por ciento, es decir, el PRI casi dobló la votación de los partidos opositores. Estos son datos duros de la última elección. Nadie los invento, ahí han estado, desde la última elección, pero los partidos opositores poco se preocupan por analizar los motivos de porque se perdió una elección. Roma no se construyó en un solo día. Se necesita mucho más que una alianza opositora para ganar una elección y menos cuando se improvisa un candidato que ni siquiera muestra consistencia, no digamos ideológica, al menos en el sentido común. Pero además, si en menos de cinco meses Rosas ha cambiado cinco veces de camiseta, nada garantiza que días antes de la elección decida renunciar a la candidatura. Total no pertenece a ningún partido.