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Nuevo Laredo

Afectado

Raúl HERNANDEZ

25 de abril, 2010

En mayo del 2004, cuando era Gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña tuvo la visión y la hombría de destapar a Felipe Calderón Hinojosa --entonces Secretario de Energía—como prospecto a la candidatura del PAN a la presidencia de la república. El destape prematuro originó el enojo del entonces Presidente, Vicente Fox Quezada, que regañó a ambos personajes y Calderón terminó presentando su renuncia y la “afectada” fue su mujer, porque el hombre no volvió a trabajar sino hasta el uno de diciembre del 2006. Pues bien, hoy como en el 2004, por un breve lapso de horas o días, el hoy diputado federal Ramírez Acuña se puso en el ojo del huracán al presentar una propuesta para desaparecer a los senadores y diputados federales plurinominales, argumentando, entre otras muchas razones, que el que gana gana, y el que pierde pierde. También dice que los plurinominales ya no se justifican porque se crearon en un tiempo en que había un partido de estado que controlaba los procesos electorales. Hoy en cambio hay competencia y al estar ciudadanizados los procesos electorales hay mayor confianza en sus resultados. La propuesta de Ramírez Acuña fue rechazada de inmediato por legisladores del PRI, PRD y Verde, que con diversos tonos se le fueron a la yugular. Era de esperarse que actuaran así, saben que sus intereses están en riesgo y buscan protegerse y son las consecuencias de tener una democracia controlada por los partidos. Los ciudadanos opinamos, y nada más. Si en México la opinión ciudadana pudiese ser escuchada, una inmensa mayoría rechazaría a los legisladores plurinominales. No solo los federales, también los estatales y municipales. Los electores no votan por los plurinominales, solo por los candidatos de mayoría. Pero además, aunque no se les elige mediante el voto esta clase de legisladores suelen ser los más flojos e irresponsables, pues saben que el voto no se lo deben a los ciudadanos, sino a quién los registro. Estos legisladores constituyen una enorme carga para el erario público, pues aunque no hacen campaña ni gastan un cinco en propaganda, ganan igual y hasta más que los que sí fueron electos en las urnas. Estamos hablando de varios miles de legisladores de este tipo todo el país, pues a los 64 senadores de minoría, hay que añadir los 200 diputados federales de representación proporcional, más los diputados locales de minoría en cada uno de las 32 entidades –13, aquí en Tamaulipas—más los regidores que hay en cada ayuntamiento que en el caso de Nuevo Laredo son siete. Son una enorme carga que cuestan varios cientos de miles de millones de pesos y el problema es que la gran mayoría no hace nada por desquitar lo que ganan. En el caso de los municipios, ya es hora de que los regidores sean electos de manera individual y no en paquete, de esta forma se evitaría la llegada a los cabildos de locos, chiflados y buenos para nada, que durante tres años se pavonean creyéndose una encarnación divina y hasta quieren que el aire se detenga a su paso. Nuevo Laredo ha tenido muchos de estos locos y locas y el problema es que esto se repite y multiplica por todo el país y todo es obra y culpa de los partidos políticos que nos imponen a estos deschavetados.
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