Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
12 de abril, 2010
Cuando nuevamente la figura de Rodolfo Torre Cantú, volvió a brillar en el estado con su “Si, protesto”, resurge la imagen de verlo ya investido como gobernador. Y es que aun y cuando haya quien lo dude, el médico ya enfila hacia Palacio de Gobierno, en Ciudad Victoria. Si, pese al convulso entorno que abraza a Tamaulipas, las probabilidades de que Torre gane la gubernatura, son, al menos por el momento, amplias. El camino no le será fácil. Está la situación bastante complicada, y no se debe dejar a un lado e ignorar las consecuencias electorales que traerá consigo el estado de zozobra y temor que trae consigo el problema de inseguridad. Pero adelantando un escenario, supongamos que el 4 de julio se da una jornada relativamente tranquila, que cuando menos los dos meses anteriores a esa fecha son pacíficos, y que eso da como resultado una participación de más o menos el 50 por ciento del electorado, entonces no hay duda que Tamaulipas seguirá siendo tricolor. Bajo esa perspectiva, el problema de Rodolfo Torre, ya no será ganar la elección. Más bien será el gobernar. Porque si acaso es cierto el pronóstico de la SEDENA, en el sentido de que la lucha contra la delincuencia va para por lo menos 10 años más, duro será manejar esta entidad, que es, la verdad, uno de los escenarios más importantes de esa guerra. Y se podrá avanzar en muchos rubros; en infraestructura, en desarrollo social, en lo que quieran, pero mientras no haya paz social, y la sociedad no se sienta tranquila, no habrá un verdadero reconocimiento hacia las actividades de gobierno. El cuento de que la seguridad pública es una tarea que le corresponde a la federación, la gente no lo traga. Lo estamos viendo. Actualmente, el reclamo es hacia los gobiernos municipales y estatales. Esto es algo irrefutable, aunque no sea cien por ciento verdad, pues el estado mexicano, ciertamente, es quien debe combatir esa problemática. Por eso, el próximo gobernador tamaulipeco, que probablemente sea Rodolfo Torre, no la tendrá fácil. Y sin ir más lejos; los últimos tres o cuatro meses han sido terribles para Eugenio Hernandez, quien al frente de esta entidad, ha tenido que sacar la cara y recibir el reclamo de la sociedad, que solo desea vivir en paz. Y como Felipe Calderón está muy lejos y es inalcanzable, es al gobernador a quien se le viene la andanada. Y parece que así seguirá siendo. A Hernandez Flores le tocó en el último año de su gobierno. Al que sigue, le tocará todo su sexenio. La sociedad tamaulipeca, igual que la de cualquier otra entidad con la misma problemática de seguridad que la nuestra, puede vivir, porque así ha sido por muchos lustros, con calles sin pavimentar, con deficientes servicios médicos y educativos. Hasta con un poco de hambre. Pero con el miedo, no. Ese será el principal escollo de quien gobierne este estado.