Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
30 de marzo, 2010
A diferencia del PRI, el gran problema a que se enfrentan los demás partidos es su endeble estructura electoral. Con el paso de los años el PRD y el PAN han ido formando su propia estructura, pero es una estructura que no se compara a la del PRI. Podrán darse mil argumentos de porqué el PRI ha formado esta estructura con los años, pero la realidad es que está bien organizada y está hecha sino para garantizar la victoria, si para darle enormes ventajas. Ciertamente ya no funciona aquella frase de que el PRI esta tan bien organizado que hasta a un burro puede ganar. Desde que la oposición accedió al poder, en 1989, al ganar la primera gubernatura, la de Baja California, todo ha cambiado. Hoy hay mayor competencia, pero por lo que toca al PAN y al PRD local, les falta mucho trabajo por hacer. Y es que el PAN de repente suele hacer buenas campañas, pero son buenas en función de los candidatos. Así lo vimos en el 2000, cuando se ganó la diputación federal con Arturo Sanmiguel, lo vimos en el 2001 cuando metió 32 mil 360 votos con Heriberto Cantú y logró quedarse con las siete regidurías de representación proporcional. Estas votaciones han sido el resultado más de los candidatos que de su voto duro y por eso no es casual que en el 2004 allá quedado en el tercer lugar, al ser desplazado por la coalición PRD-Convergencia, que de paso le arrebató cuatro regidurías. Con todo y que el PAN ya entró en su décimo año al frente de la presidencia de la república, sigue negándose a ser un partido de masas. Por eso causa risa ver que un candidato a gobernador convoca a una caravana por la paz y en el arranque apenas lo acompañan 120 vehículos. En comparación, en 1986, Pedro Pérez Ibarra convocó a una caravana vehicular durante la campaña de Heberto Villarreal y junto más de 1,800 unidades, incluidas camiones urbanos, tráilers, taxis, calandrias. Y eso que estamos hablando de un hecho que sucedió hace 24 años. Así como el PAN no se ha preocupado por tener una estructura electoral fuerte, igual le pasa al PRD, donde las elecciones se mueven en función de sus candidatos, como sucedió en el 2004 con Héctor “Teto” Peña y en el 2007 con Juan Carlos Medina Raya, que metieron 4 y 3 regidores, respectivamente. El PRD si tiene una mayor capacidad de movilización, pero también tiene la fea costumbre de lavar su ropa sucia frente a todos. Hasta antes de 1992 en el PRD los pleitos internos eran raros, pero eso sucedía porque sus militantes se contaban con los dedos, empezando por Edmundo Patoni, Raúl Cantú López, Heriberto Galván. Con el paso de los años el PRD creció y también los apetitos de poder de algunos malos militantes. De pronto se acercan candidatos externos que realizan campañas más o menos exitosas, como las de Horacio Barrera, de Carlos Cantú Rosas, la de Teto Peña, la de Juan Carlos Medina, pero pasa la elección y los personajes se retiran del partido. Con el tiempo, incluso sobran quienes empiezan a denostarlos y a encontrarles uno y mil defectos. Si la oposición quiere crecer en Nuevo Laredo debe iniciar un ambicioso plan que le permita consolidar su endeble estructura electoral. Es posible que nunca igualen al PRI, pero al menos deben internarlo.