Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
29 de marzo, 2010
Cuando Carlos Hank Rhon buscaba ser candidato a gobernador por el Estado de México le preguntaron a cuánto ascendía su fortuna y cuánto estaría dispuesto a gastarse en ella. El contestó que tenía más de 500 millones de dólares y que estaba dispuesto a gastarse 100, pero el problema era que el tope de gastos era de alrededor de dos millones y tenía que respetar la ley para no ser descalificado. Carlos Hank ni siquiera pudo ser candidato y su inmensa fortuna recuerda que su padre, Carlos Hank González, inmortalizó la frase “Un político pobre, es un pobre político”, que resume el cinismo de quienes además de rateros, lo presumen. ¿Cuánto cuesta una campaña de alcalde? Desde fuera suelen manejarse cifras fabulosas sobre lo que presuntamente se gasta en una campaña. Hay quienes se aventuran a afirmar que en una campaña local hay partidos que gastan entre 50 y 80 millones de pesos. En el 2007 llegó a decirse que un candidato opositor se había gastado entre 6 y 7 millones de dólares. Vaya usted a saber si eso fue cierto. La verdad es que los topes de gastos de campaña que fija el Instituto Electoral de Tamaulipas, están muy por debajo de las cifras estratosféricas de las que se habla desde afuera. Para la actual elección de alcalde el tope gastos de campaña se fijo en 8 millones 561 mil pesos y en la elección de diputados, entre los tres tienen una cantidad igual a la de alcalde, que varía en función de los ciudadanos que aparecen en el padrón de electores. El Instituto Electoral de Tamaulipas obliga a los partidos a llevar un registro contable de sus gastos, que está sujeto a auditorías. Como sucede con los regímenes fiscales, la autoridad confía en la buena voluntad de los partidos, pero en cualquier momento puede revisar las cuentas presentadas y violentar los topes conlleva sanciones pecunarias para los partidos, que se cobran de los subsidios oficiales que reciben, en razón de cada voto obtenido en la última elección. Aún falta mucho por avanzar en materia de fiscalización en las campañas, pero en mucho se ha avanzado, tanto que desde el 2006 las campañas se han vuelto más austeras que antaño, cuando se gastaba tanto dinero que literalmente se tiraba a la basura. Eso sonaba como una patada, allá donde la platique, para los más pobres que batallan cada día para obtener el sustento y en cambio eran testigos de un despilfarro insultante. Por supuesto, no puede soslayarse el hecho de que cuando se gasta mucho dinero en la campaña esto genera ingresos para muchos negocios que ofertan servicios que van desde confeccionar propaganda como camisetas, vasos, plumas, lápices etc., los que pintan bardas, los que producen anuncios para los medios escritos y digitales, los que venden comida, los que reparan coches. También se generan empleos temporales para los que son activistas en campaña o se generan ingresos para los que actúan como representantes de casilla, los que ofrecen servicios legales, de seguridad etc. Vistas así, las campañas son generadoras de ese empleo que el gobierno federal es incapaz de producir con la velocidad con que la sociedad lo exige.