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La puerta está abierta

Martín SIFUENTES

25 de marzo, 2010

Los casos de José ¨Pepe” Gómez, en Rio Bravo y Magdalena Peraza, en Tampico, ejemplifican claramente que el PRI se olvidó rápidamente de los elementos a los que desechó en su primera selección de este proceso, es decir, la de las alcaldías. No hubiera sido ni siquiera necesario darles un “premio de consolación”, como se acostumbra en muchos casos. Más bien, al PRI y a sus principales operadores, les faltó visión. Ambos elementos en mucho habrían servido al partido en esta contienda, como lo hicieron durante muchas veces y muchos años. Les faltó saber cómo conservar a elementos ya formados y probados. Así hubieran evitado la migración. Que aun y cuando digan que no significa nada, y que “una golondrina no hace verano”, si debe haber por ahí, un pensamiento lógico que les diga, que esos dos personajes no se van solos, que se llevan consigo una buena cantidad de seguidores, que no renunciaran a su militancia, pero que si negarán el voto al priismo. Sin duda, “el hermano Gómez” y la maestra Peraza no tendrán mayor satisfacción y alegría que ganarle a su ex partido. Y estamos seguros que serán incansables luchadores en busca de esa victoria. Que se partirán el alma, para demostrarle a los tricolores que estaban equivocados al no tomarlos en cuenta. En estos momentos, cuando escribimos estas líneas, no sabemos aún si José Gómez y Magdalena Peraza, serán candidatos panistas en Rio Bravo y Tampico. Pero la lógica nos indica que así será. Por lo menos la profesora si alcanzará la nominación. El caso del ex secretario de sedesol municipal es más difícil, porque hay un par de riobravenses, Juan Diego Guajardo y Teodoro Escalón, que tienen más meritos partidistas que él. Sea cual sea el resultado de la designación blanquiazul en el puerto y en Rio Bravo, los dos personajes aquí mencionados, insistimos, representan a los priistas desechados. A aquellos que se entregaron por años a la causa y que en esta ocasión no recibieron, por lo menos una explicación. Lamentablemente hay muchos Perazas y Gómez. No todos con los reflectores de los medios que tienen ellos, pero las voces se escuchan. El PRI, como partido serio y grande que es, tendría la obligación de mediar y concertar con aquellos de sus miembros que aspiran a un puesto de elección popular y que no son elegidos. Y no premiar, ni consolar. Dialogar. Y sobre todo, conservar a esos cuadros, que nadie duda que son valiosos. “Que se vaya el que quiera, la puerta está abierta”, resulta una frase dura y fría que ha usado el PRI. No lo debería hacer, porque crea fieras deseosas de venganza. Al tiempo.
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