Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
12 de febrero, 2010
El PAN dejo ir a Salvador Rosas y con ello perdió la oportunidad de competir con el PRI. La mañana del viernes, Carlos Alberto Bulás, dirigente municipal del PAN, le informó al empresario, a través de un intermediario, que no lo aceptaban como candidato. Al no registrarse Rosas, el PAN apresuró el registro de dos planillas, una encabezada por Glafiro Salinas y otra por Everardo Quiroz. Con uno y otro el PAN está condenado a una elección de mero trámite, para cumplir con el requisito de participar, pero no para ganar. Lo más curioso, es que Glafiro Salinas se rehusó a apoyar a Salvador Rosas cuando este pidió que los primeros cuatro candidatos a regidores le entraran con su cuerno y aportarán varias decenas de miles de dólares. Glafiro dijo que no tenía dinero, que estaba quebrado. Ahora, en cambio, dice que está dispuesto a hipotecar sus bienes, con tal de obtener recursos y hacer una campaña de altura. Pero los que conocen a Glafiro Salinas saben que este, al igual que Quiroz, tiene una misma enfermedad: toda la vida les ha dolido el codo. Los panistas, empezando por Alberto Bulás, se fueron de espaldas cuando Rosas les pidió que los primeros cuatro candidatos a regidores aportarán más de cuatro millones de pesos. Ingenuamente creyeron que por ser un hombre sobrado de recursos, pagaría toda la campaña. Su petición era más que razonable y de sentido común, pues los que van en los primeros cuatro lugares tienen asegurado un lugar en el próximo cabildo, tanto si el PAN gana la elección, como si la pierde y aún quedando en tercer lugar garantiza por lo menos tres posiciones. Si estos candidatos tienen un espacio asegurado, lo menos que pueden hacer es gastar un poco de dinero en propaganda, en contratar activistas y en apoyar otras actividades partidistas. Al hacerse a un lado Rosas, ahora quedan en el aire los que iban en los primeros cuatro lugares: Leticia Meneses, Glafiro Salinas, Jorge Pérez Santos y una hija del propio Alberto Bulás, al que los estatutos de su partido no le permiten ser candidato, pero entonces quería a alguien de su propia sangre. Pero además, al salirse Rosas, ahora están enfrentados los dos grupos que operan al interior del PAN: el que encabeza Bulás Villarreal, que quiere a Glafiro Salinas y el de Everardo Quiroz. El resultado de este enfrentamiento es que sea quien sea el candidato, llegará con un partido en el que son pocos los militantes y encima están divididos. Hoy Salvador Rosas está enojado por el desaire que le hizo el PAN, pero conforme pasen las semanas y los meses comprobará que le hicieron un favor, porque no solo no iba a ganar, además enfrentaría el fuego amigo y encima se gastaría una buena suma de dinero. Dentro de algunos meses, estará dándoles las gracias, y hasta un buen regalo, a quienes le cerraron la puerta, pensando que con ello lo desairaban, cuando en realidad le están haciendo un gran favor. El perjudicado en todo esto, es el PAN que perdió la oportunidad de competir con el PRI. Ahora ira a una elección de mero trámite, con dos prospectos que no tienen experiencia electoral, pues Quiroz ha tenido dos cargos de elección, pero los obtuvo de regalo y en cambio Glafiro nunca ha podido ganar las elecciones internas en las que participa