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La travesía de la visa

Raúl HERNANDEZ

8 de diciembre, 2009

Desde hace algunos meses la expedición de las visas láser se ha convertido en un dolor de cabeza, además del bolsillo, para cientos de familias neolaredenses porque al entregar su documentación en el Consulado Americano son rechazados. No solo se les niega la visa, sino que además la mayoría de las veces no se les explica porque fueron rechazados y para colmo no se les regresa lo que gastaron para tener derecho a solicitar ese documento. Renovar la visa es costoso para muchos. El pasaporte de tres años cuesta 970 pesos, obtener cita y llenar la solicitud –lo que tienen que hacerlo oficinas autorizadas—cuesta 600 pesos y a todo ello hay que agregar 130 dólares de la visa. Si alguien es rechazado, en un segundo intento tiene que volver a gastar los 600 de la nueva cita y los 130 dólares de la visa y hay quienes han obtenido su tarjeta hasta el tercer intento. Todo mundo está de acuerdo en que por ser un documento estadounidense es el gobierno de ese país quien establece las reglas para entregarlo, pero en México, en China y en Estados Unidos, no regresar el dinero de un trámite rechazado suena casi a un robo. Lo correcto sería que si el trámite se niega, se regrese el dinero al solicitante. Es como cuando uno reserva un lugar para unas vacaciones. Si el viaje lo cancela el prestador de servicios, debe devolver el dinero. No hacerlo, lo hace acreedor a acciones legales en su contra. En fecha reciente la diputada federal Cristabell Zamora Cabrera y el congresista de Laredo, Texas, Henry Cuéllar, se sentaron a platicar sobre muchos temas comunes a ambas fronteras y tema inevitable fue el gran malestar social que provocan los rechazos de visas y la negativa a regresar el dinero. Los legisladores de los dos países coincidieron en que una propuesta sensata es que si una persona es rechazada se le conceda un término de varios meses para volver tramitar una nueva cita, en la que no se vuelva a hacer un cobro. Estas propuestas las van a impulsar ante los gobiernos de ambos países. Es una batalla larga y difícil, porque luego de lo del 9-11 los Estados Unidos endurecieron sus medidas de seguridad para proteger suelo norteamericano y en todos lados ven posibles delincuentes. Ciertamente quien tramita una visa, lo que quiere es que se le autorice y por eso se esmera en cumplir con todos los requisitos que establece la autoridad. Aquel que sabe que no puede cumplir con algún requisito, mejor ni se presenta. No dudamos que entre los miles de compatriotas que solicitan una visa, existan algunos que lo hacen con la intención de ir de visita a los Estados Unidos y quedarse allá, aunque no tengan documentación. Pero esos son una minoría frente a los cientos de miles que quieren una visa simplemente para cruzar la frontera e ir de compras o de paseo a alguna ciudad cercana. Y los hay también que tienen familiares viviendo legalmente en la frontera y quieren ir a visitarlos los fines de semana.
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