Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
28 de octubre, 2009
Al margen de si se logra o no una alianza entre el PAN y el PRD, es evidente que uno de los mejores candidatos que curiosamente han tenido los dos partidos en los años recientes, es el arquitecto Héctor “Teto” Peña Saldaña. En el 2003, Teto fue postulado candidato a diputado federal por el PAN y obtuvo el segundo lugar en las votaciones, superando a Carlos Cantú Rosas que participó enarbolando la bandera del PRD. En esa elección el PRI obtuvo 45 mil 524 votos, mientras que el PAN, con Teto, logró 30 mil 756 y en tercer lugar quedó el PRD, con 17 mil 786. Si en esa elección el PAN y el PRD se hubieran aliado, hubiesen ganado la elección. Al año siguiente hubo elecciones locales y el PRD registro como su candidato a la alcaldía a Teto Peña, mientras que el PAN se decidió por el exdiputado federal, Arturo Sanmiguel Cantú. El PRI ganó las elecciones con 46 mil 935 votos, en tanto que Teto Peña se fue al segundo lugar con 25 mil 235 votos y en el tercero quedó el PAN con 22 mil 201 votos. La suma de los votos del PRD y el PAN hubiesen sido suficientes para derrotar al PRI. Después de que pasaron las elecciones del 2003 y del 2004, hubo acusaciones mutuas entre perredistas y panistas, diciendo que habían registrado tal o cual candidato con la misión de dividir a la oposición. En la elección del 2003, los panistas decían: “Lo que hizo el PRD fue dividirnos el voto”, un año después, los perredistas acusaban al PAN de haberles dividido el voto postulando a Sanmiguel. Y en medio de esos pleitos el beneficiado fue el PRI. La experiencia histórica demuestra que, en esos dos casos, la suma de los votos del PAN y el PRD hubiesen sido suficientes para ganarle al PRI. Por supuesto, lograr una alianza es harto complicado, porque al final prevalecen los intereses de partido que los de la comunidad. En las últimas dos tres décadas hemos visto estos intentos de alianza. Algunas veces incluso se ha dado pláticas en las que participan cinco o seis partidos. A lo más que se llega es a firmar dizque pactos de civilidad para el respeto al voto, como si la ley no contemplara sanciones para los infractores. Una alianza, pues, no es fácil. A todo esto habrá que agregar un dato adicional: que Teto Peña haya sido excelente candidato en los procesos electorales del 2003 y 2004 no garantiza que pudiera serlo en el 2010 o más adelante. Ahí está como ejemplo el caso de Ignacio Quiñones Peña que en 1983 fue candidato a la alcaldía por el PAN y ganó, pero el gobierno federal le arrebato el triunfo y le dio a escoger dos opciones: o se quedaba con una galleta o recibía un garrotazo. Optó por lo primero. En el 83, Quiñones oficialmente obtuvo 21 mil 281 votos –contra 25 mil 993 del PRI—y 15 años después, en 1998, apenas alcanzó 12,502 votos. En 15 años, su caudal de votos cayó en casi nueve mil y eso que el padrón creció en más de un 100 por ciento. Teto es un personaje muy carismático, pero habría que ver que opinan los votantes a cinco años de su última elección. En todo caso, más que verlo como candidato, el PAN y el PRD deben verlo como un aliado que les daría muchos votos y que podría aportarles la experiencia de haber participado en dos elecciones en las que se genera mucho ruido tras bambalinas porque muchas veces ahí es donde se empiezan a escribir las derrotas. Toda esa grilla se puede omitir, cuando ya se paso por ello y no hay razón para que vuelva a repetirse.