Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
14 de mayo, 2009
El escribidor opina que los partidos son los más obligados a evitar la violencia electoral, aun cuando a ciertos próceres les conviene que cunda el pánico convirtiendo la provocación en madre de todas las ambiciones. En este sentido no hay que discriminar porque provocadores los hay de todos colores, algunos más protagónicos que otros y le pongo un ejemplo: el mentado Cabeza de Vaca metido ahora mismo en algo que para nada incumbe al fuero y sin embargo lo reclama pa’ solucionar problemas familiares ajenos a la soberanía legislativa, pero bueno, ya conocemos al ex alcalde. De manera que en algunos distritos y centros neurálgicos de la vida política hay indicios de violencia que ponen en riesgo el proceso que se avecina. Ya ve el congreso local que como caja de resonancia recibe y magnifica discrepancias hasta desembocar en luchas cuerpo a cuerpo, varias de ellas y para regocijo del respetable, escenificadas entre el barro de la ignominia alcanzando el excelso grado de grotescas. Los dipus tamaulipecos ya tienen fama de “porros”, no todos por supuesto, pero ha bastado una que otra función con proyección nacional pa’ ubicarlos en clase triple A, siempre dispuestos a la camorra “por quítame esas pajas” o simplemente por el gusto de ser. Estos “representantes populares”,- no todos insisto-, son de los que siguen la máxima: “pa’ que dialogar habiendo tan lindos puñales”, dicho esto de “puñales” en sentido estricto y no en el que pudiera imaginar, porque en lo macho los dipus también son lucidores y presumidos…hasta ha de creer. En este penoso asunto del congreso nada tiene que ver Felipe Garza Narváez y menos cuando las pasiones rebasan el límite de la prudencia, dicho sea no como justificación sino como ratificación de que la barbarie política suple al respeto y las buenas costumbres destruyendo las ideas, cuando las hay, cuando no, pssssss no. La violencia, inducida o real, ataca por varios frentes. Nos enteramos de que la esposa de un candidato a diputado federal por Reynosa sufrió daños en uno de sus vehículos, lo cual además de reprobable debiera ser investigado hasta las últimas consecuencias…¿qué tal si el hecho incluye intereses lastimeros?. Uno nunca sabe. En Río Bravo sucede que partidarios que lo fueron del difuntito Juan Antonio Guajardo se han enfrentado cuando menos en tres de las colonias más populares con seguidores de los candidatos a diputados del PRI y el PAN. Para fortuna no ha pasado de rasguños y uno que otro “volado” a la oreja izquierda aunque la provocación persiste y existe temor de que algo serio pueda suceder considerando que el distrito está sobrecalentado desde hace tiempo. Y si de provocadores se trata, cómo ve al dirigente Juan Villafuerte que de Matamoros envía grupos de choque a Río Bravo quesque pa’ proteger al candidato tricolor lo cual podría ser de fatales consecuencias… Villafuerte está “enrabiao” porque no ha logrado ser líder de la FTT por más que le invierte el dinero de sus compas, por ello sus actitudes son del pandillero en busca de sangre o de víctimas, que pa’l caso es lo mismo. Quedamos en que los partidos debieran ser responsables del buen curso del proceso electoral, no solo por prudencia, sino como ensayo de lo que viene el próximo año, que será lo mero bueno. Solo habrá que pedir a las respectivas dirigencias que se primero se pongan de acuerdo, ya ve que algunas todavía siguen como perros y gatos…y ni modo que sea invento. Hasta lueguito.