Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
3 de agosto, 2009
El auto destape de Andrés Manuel López Obrador inmovilizó a sus “compañeros” de partido. Los perredistas, reunidos en Michoacán, fueron incapaces de ponerle un alto al Peje, y aquella prevista intención de expulsarlo, quedó en eso, solo en una intención. Le tuvieron miedo, evidentemente, a él y los que lo siguen, le temen. El máximo acuerdo logrado por el perredismo, su Izquierda Unida y su Nueva Izquierda, fue el salir convencidos de una necesaria “refundación” del PRD. Jesús Ortega les puso en la mesa su renuncia, luego del triste papel hecho en las pasadas elecciones, en donde solo lograron dos cosas; un triste 12 por ciento de la votación y un retroceso importante en sus posiciones políticas. López Obrador, por si solo, puso de rodillas al perredismo este fin de semana. Nadie es capáz de atajarlo y decirle que antes de sentirse candidato presidencial nuevamente, debería someterse a un proceso interno de auscultación. No se atreven a decirle que una buena parte de los perredistas no lo quisieran de abanderado a la presidencia en el 2012. Creen que aun representa un gran capital político. Que tiene fuerza, que tiene arrastre. Que su candidatura significaría una gran cantidad de votos y simpatías. El PRD tiene miedo que el Peje vaya por otro partido, que como abanderado del PT o de alguna coalición de izquierda haga más votos, o que ocasione una incurable fractura hacia el interior del partido que cause su muerte política. Ellos mismo le dan poder. López Obrador lo sabe y se aprovecha. Los amaga, Juega con ellos y los arrincona. El también se cree todo poderoso. Sabe que le temen. Y está seguro de que nadie se atreverá a oponerse a sus decisiones y deseos. Está conciente de que la presidencia de Jesús Ortega es endeble. Y que la figura de Cuauhtemoc Cárdenas no lo detendrá. Solo nos falta ver hasta donde puede llegar Marcelo Ebrard. El Jefe de Gobierno del Distrito Federal, quiere ser candidato también. Hoy en día se mueve intensamente en busca del reconocimiento popular. Su lealtad hacia López Obrador, estará en juego en los próximos meses. Si se deja manipular en el caso “Juanito”, no habrá ya quien detenga al Peje en su camino a la candidatura que desea. ¿Permitirá Marcelo que sus aspiraciones personales queden a un lado, en aras de seguir siendo servil a Andrés Manuel? Ahí está la clave. Si la Asamblea de Representantes del DF acepta la renuncia del tal “Juanito” y Marcelo propone a Clara, ahí terminan las aspiraciones del Jefe de Gobierno. Si hay una rebelión, y Marcelo no se dobla, entonces habrá surgido el personaje que le perredismo espera.