Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
22 de julio, 2009
En un sondeo que la revista Proceso realizó hace algunos días preguntando a los ciber-nautas si creían que Jesús Ortega Martínez debía renunciar a la dirigencia nacional del PRD, el 95 por ciento de los participantes dijeron que sí. Eso es una muestra del enorme enojo que han provocado los desastrosos resultados de la elección del pasado 5 de julio en la que de golpe y porrazo el PRD perdió un 7 por ciento de su clientela electoral y paso de ser la segunda fuerza nacional, a la tercera, con el agravante de que en 10 de los 32 estados de la república cayó al cuarto lugar, desplazado por el Partido Verde Ecologista de México. Tamaulipas es uno de esos 10 estados en los que el PRD se fue al cuarto lugar. En el 2006, el PRD se convirtió en la segunda fuerza electoral en el país, al obtener mayoría de votos en 16 de las 32 entidades federativas. Las otras 16 fueron para el PAN. Aquí en Tamaulipas, en el 2006 el PRD logró 242 mil 175 votos. Con esos números nadie pudo prever que tres años después, el PRD caería tan estrepitosamente al obtener tan solo 43 mil 801 votos. En tres años su clientela electoral se redujo en 198 mil 374 votos, es decir, perdió el 82 por ciento de sus votos. Nuevo Laredo no fue la excepción en esta estrepitosa caída. En el 2006, el PRD obtuvo 27 mil 078 votos y tres años después cayó a 6 mil 695, es decir perdió el 75 por ciento de sus votos. El derrumbe del PRD en Nuevo Laredo y en Tamaulipas, fue provocado por ese pleito entre Jesús Ortega Martínez y Andrés Manuel López Obrador. Luego de las elecciones del 16 de marzo de 2008, que terminaron resolviéndose en el Tribunal Federal Electoral, otorgándole el triunfo a Jesús Ortega y no a Alejandro Encinas, el candidato de López Obrador, muy pronto corrió la versión, --difundida y ampliada por la gente de López Obrador—de que el Trife había favorecido a Ortega siguiendo instrucciones de Los Pinos que creía más conveniente negociar con Ortega que con un intransigente Peje. Esa negra leyenda, finalmente afectó al PRD, aunque de ninguna manera se pueda considerar ganador a López Obrador, con los escasos votos que obtuvo la alianza Salvemos México. Mucho trabajo tiene por delante Jorge Mario Sosa Pohl en el Estado y Rafael del Orbe en Nuevo Laredo si quieren que el PRD siga siendo un partido real y no una caricatura, como lo es la chiquillada completa. Si antes del 5 de julio, había quienes daban por un hecho que tanto Rafael del Orbe como Martha Porras tenían asegurados el primer y segundo lugar de la planilla de regidores del PRD para la elección del 2010, con los pobres resultados obtenidos difícilmente deben sentirse seguros, incluso aunque se les haya hecho un ofrecimiento en ese sentido, ya sea verbal o escrito. Y es que con ese capital no pueden ni deben reclamar nada. Hacerlo sería tener poca sensibilidad. Ahora que el gran reto tanto para Sosa como para del Orbe será conseguir buenos candidatos para la gubernatura y para la alcaldía porque con el voto duro obtenido en la reciente elección, los que acepten tendrán que trabajar desde abajo para construirse un andamiaje que les permita competir con el PRI y el PAN.