Con todo el Poder de la Información

Luis Alonso Vásquez

Dirección General

Martha Isabel Alvarado

Sub Dirección General

Logotipo Reportes en la Red
El Partenón
Alberto Guerra Salazar

Denuncia nacional contra Cabeza

Alberto Guerra Salazar

José Inés Figueroa

Que todo México se entere

José Inés Figueroa

Max Avila

Ajuste de cuentas

Max Avila

Arnoldo García

Mas Presidenta

Arnoldo García

Reynosa

Vencedores y caídos

Heriberto Deándar

9 de julio, 2009

La hecatombe albiazul en las elecciones del pasado 5 de julio arroja como saldo un epílogo aleccionador para el partido en el poder: El panismo no salió a votar. Su ausencia en las urnas seguramente fue desalentado por una serie de factores o variables que se conjugaron para culminar en esta debacle electoral y uno de ellos fue, sin duda, que la nueva ley electoral los orilló a la indecisión. La frialdad de las campañas las precipitaron a la parálisis, inmovilizadas en un status poco ortodoxo a lo que son habitualmente las campañas "normales", es decir a las actividades proselitistas a que estamos acostumbrados. Otro factor determinante fue la desafortunada y fallida estrategia donde el panismo le apostó todo su capital político a las acciones del combate antinarco del presidente Felipe Calderón, una lucha que si bien es cierto es espectacular, en los hechos no puede presumir de buenos resultados pues no se ha logrado la captura de ninguno de los grandes capos del crimen organizado. Hay lucha y determinación, por supuesto, pero no es suficiente y la realidad es que los cabecillas siguen sueltos y el crimen campea en la totalidad del territorio nacional. Todos estos factores apachurraron al voto panista y, como nos enseña la historia electoral, cada vez que el PAN sale a votar, el PRI pierde posibilidades de ganar. El desánimo de los electores panistas por acudir a las urnas y la preferencia de quienes votaron por los candidatos tricolores, son un claro reflejo del resentimiento de la ciudadanía que demostró en las casillas su desacuerdo tácito con la manera en que el partido en el poder lleva la conducción de la república. En síntesis, el gran perdedor ha sido el presidente Calderón y en Tamaulipas el gran ganador lo fue el gobernador Eugenio Hernández, pues en la entidad el PRI ganó 8 de 8 -como se había vaticinado- y como parte de un efecto nacional Tamaulipas no fue la excepción. El 5 de julio ha pasado y ahora hay un nuevo escenario: Arrancó la carrera por la sucesión de la gubernatura de Tamaulipas y hay ganadores importantes que quieren apuntar su nombre en la lista de Eugenio Hernández. Entre ellos figura, sin lugar a dudas, el doctor Rodolfo Torre Cantú, que aplastó literalmente a su primo y adversario panista para dejarlo en una desventaja de 3 a 1 en la victoria más arrolladora de los ocho distritos. Otro ganador indiscutible es Óscar Luebbert Gutiérrez que recupera, después de nueve años de haber estado en manos de los panistas, la diputación federal para Reynosa y contra Gerardo Peña, un candidato muy sólido que venía de una elección municipal, y que sin embargo fue pulverizado en las urnas por Everardo Villarreal Salinas. En la contienda electoral del 5 de julio, Luebbert logró recuperar además el respaldo de los votantes en colonias cruciales como Jarachina Norte y Sur, La Joya y otros sectores que otrora eran bastiones del panismo, unos para la causa de Everardo Villarreal y otros para Edgardo Melhem. Otro gran ganador es el alcalde de Nuevo Laredo, Ramón Garza Barrios, quien sacó sin ningún problema en la carrera completa a una candidata novata arrollando en la elección del Distrito 01, en tanto también destaca el alcalde con licencia de Altamira, Javier Gil, quien contendió y triunfó en el Distrito VII con cabecera en Madero. En la interpretación de esta radiografía postelectoral, el gobernador Eugenio Hernández llega con mucha fortaleza al escenario de su sucesión, mientras que la oposición se percibe temerosa y resentida por los dos últimos descalabros en las elecciones para alcaldes y la federal que recién concluyó. De esta manera, con muchos y genuinos aspirantes para escoger y ganar, el gobernador llega a su sucesión con todos los hilos del poder en la mano, como quien va a un día de campo con tortillas de harina en una canasta de palma tejida y envueltas en una felpa roja. Los ideal sería que prevaleciera un marco de competencia, pero la verdad es que las cosas asi están por ahora.
Más artículos de Heriberto Deándar
El Partenón
Martha Isabel Alvarado

¿Así o más veloces?

Martha Isabel Alvarado

José Ángel Solorio

Llegó la desguachicolización

José Ángel Solorio

José Luis B. Garza

La frontera, un tercer país

José Luis B. Garza

Carlos López Arriaga

¿Non grata para quién?

Carlos López Arriaga

Clemente Castro

Van contra la impunidad

Clemente Castro