Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
5 de julio, 2009
Medieras o intermedias da igual, las elecciones de este domingo en Tamaulipas observaban una debilidad congénita difícil de superar, aún para los más avispados mercadotecnistas, imaginólogos, ideócratas y especies afines. Situación que ya hemos señalado en esta columna y no está de más repetir. El abstencionismo florece cuando los candidatos en campaña tienen menos que repartir, tanto a sus seguidores sinceros como entre los inversionistas de corto y mediano plazos. Quien puja por una alcaldía puede ofrecer pavimentación, semáforos o nuevas vialidades. Los aspirantes a gobernadores saben que podrán modificar el paisaje de la entidad respectiva con infraestructura de todo tipo, desde carreteras, hasta hospitales y escuelas. Ni se diga de aquellos que corren tras la silla presidencial. Un mundanal de dinero y atribuciones legales les permite negociar fueros, concesiones, proveedurías y contratos de obra pública, amen de promesas redentoras cuya credibilidad descansa en el erario federal. ¿Pero los diputados?... Para no pecar de malinchismo, justo es reconocer que el problema es universal y no sólo de México. Por ello, los estrategas de campaña hubieron de exprimir su dotación personal de cacumen elaborando argumentos capaces de enlazar (1) la acción legislativa, esto es, mejores leyes y oportuna gestión, con (2) la vida cotidiana, sus necesidades y carencias, eso que llaman realidad sensible, visible y tangible, ahí donde los votantes preguntan, con ingenuidad infantil: “¿Y que podrías hacer tú por nosotros cuando llegues?” Y es que las leyes tienen un nivel de abstracción más alto e imperceptible que un buen plato de frijoles. Y la gestión, por presurosa que fuere, rara vez modifica de golpe la condición de subempleado o habitante crónico del inframundo social. Desde luego, hubo elecciones más entretenidas. En seis entidades (Nuevo León, Colima, Campeche, San Luis Potosí, Sonora y Querétaro) el cotejo federal llegó aparejado con la renovación de gubernaturas, congreso y alcaldías. Gracias a ello, la capacidad de oferta entre candidatos y partidos fue sustancialmente más amplia. En otros cuatro estados (Jalisco, Guanajuato, Estado de México y Morelos) no se disputaron gubernaturas pero sí alcaldías y diputaciones locales. En Tamaulipas la batalla se libró solamente en ocho distritos de carácter federal y algunas curules de índole plurinominal. Lo bueno para la entidad nuestra viene el próximo año (recuerdan los memoriosos) cuando se renueva “todo lo regional”, desde regidores y alcaldes, pasando por el Congreso y, por supuesto, la gubernatura. Entonces vendrá la “madre de todas las batallas”, pero no en la contienda constitucional (donde las oposiciones oscilan entre la anemia crónica y la flacidez avanzada) sino en la contienda interna del PRI, cuando grupos y luminarias habrán de llegar (como dijera el hijo desobediente, en boca de ANGEL FERNANDEZ) “echando mano a sus fierros, como queriendo pelear”. Este domingo amanecimos con la noticia de que el semanario PROCESO pospuso 48 horas su fecha de aparición que (por esta vez) será el martes. Ello, para darse tiempo de digerir y presentar el reporte completo de lo acontecido en las urnas. Modestamente, en similar posición nos encontramos aquellos que, por rutina, escribimos a media tarde del domingo para publicar el lunes, si consideramos que el Programa de Resultados Preliminares del IFE empezaría gradualmente a reportar datos parciales a partir de las 20 horas. A la misma hora estaba programada la videoconferencia del líder priísta RICARDO GAMUNDI ROSAS, que es el único dato duro que me permito consignar al cierre de esta columna, con la confirmación del vaticinio dado en la víspera y que se resume a la frase: “¡Ocho de ocho!”. Sin demasiado material a la vista, con el reloj encima, ¿Cómo abordaría usted el tema? Buena pregunta para encargarla de tarea a los alumnos de algún taller de periodismo. Van las opciones que de momento se me ocurren: 1- ¿Hablar de tendencias?... ufff, de eso han estado llenos los medios por lo menos desde hace medio año. 2.- ¿Abrirse de capa y platicarle al lector (como si le interesara mucho) por que partido y candidato habrá de votar el columnista, sustentando ampliamente sus razones personales, de ideología y afectos?... Peor, ¡Correríamos el riesgo de que la gente huya despavorida buscando el primer “boyler” donde depositar el periódico! 3.- Preguntarse con ánimo sabihondo, voz telúrica, rictus de adivino y mirada quejumbrosa: “¿Qué está en juego esta vez?”... Sabrá usted que los académicos de la prensa chilanga vienen cabeceando así sus análisis electorales desde los tiempos de don JESUS REYES HEROLES. 4.- ¿Hacer, tal vez, una relatoría detallada de la hora, calle, colonia y número de casilla donde votaron dirigentes y candidatos, así como de sus declaraciones más relevantes? Creo que para eso están los espacios informativos y no las columnas de opinión. 5.- La otra opción era describir al detalle nuestro ánimo reinante (sutil manera de teclear “ad limitum” lo que buenamente que se nos ocurra) y tras depositar el voto, acaso convivir en familia, compartir impresiones con amistades y colegas vía chat, darse alguna vuelta por la ciudad y eventualmente tocar la puerta de algún amigo cercano para que, como buen samaritano, nos acompañe a mitigar los efectos nocivos de la ley seca, observando de reojo al seleccionado nacional. ¡Vaya domingo!... BUZON: vivatamaulipas@prodigy.net.mx WEB: http://vivatamaulipas.blogspot.com