Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
1 de enero, 2011
Queridos amigos, tengan ustedes un buen día y que este sea el principio de un ¡Feliz Año Nuevo! Agradezco infinitamente la generosidad de Luis Alonso Vázquez y su extraordinario equipo de colaboradores, por el espacio que me brindan para poder estar en contacto con ustedes. ¡Gracias!
Necesario es decir que Egidio Torre Cantú llega a la gubernatura de Tamaulipas arropado en las esperanzas de un pueblo que merece un mejor destino y que espera de su gobernador y de su gabinete, las acciones que restauren la paz y la concordia, únicas vías para acceder al desarrollo del estado y el bienestar de sus habitantes.
El principio y fin del Estado, como institución, es la seguridad; sin ella no hay nada. El propio gobernador lo sabe por amarga experiencia. La seguridad y con ella la paz, no son un estado de gracia ni se generan de manera espontánea; la paz y la seguridad son fruto de la justicia. En ello, más que en cualquier otro renglón debe Egidio poner su mejor esfuerzo, su mayor voluntad. La restauración del estado de derecho es el requisito “sine cua non” para cualquier otro propósito.
Muy absurdo sería cuestionar las acciones que ha llevado a cabo hasta este momento, incluyendo la designación de su equipo, porque es un hombre acostumbrado a dirigir, a coordinar ya mandar, por tanto, cuando menos a mí me parece que sabe lo que hace y que toda acción va aderezada de la mejor voluntad. Los resultados tendrán que verse a corto plazo.
Por lo que toca al estilo personal de gobernar, no hay mucho que decir, simplemente que es el tiempo de Egidio Torre Cantú y que llegar con un sólido apoyo popular para hacer lo que tiene que hacer.
Igual puede decirse de los alcaldes de Reynosa, Everardo Villarreal Salinas; de Río Bravo, Juan Diego Guajardo Anzaldúas y Miguel Alemán, Ramón Rodríguez Garza, cada uno con una historia personal que lo compromete, que lo obliga a hacer su mejor esfuerzo por cumplir a sus gobernados y hacer honor a su deuda de familia.
Con afecto y respeto, hasta la próxima.