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Desanimo electoral

Martín SIFUENTES

29 de junio, 2010

Aquel 23 de marzo de 1994, marcó la historia política del México moderno. Fue el día en que Luis Donaldo Colosio fue arteramente asesinado, en la colonia Lomas Taurinas de la ciudad de Tijuana. Nadie ha olvidado ese triste, penoso y doloroso incidente. El 28 de junio de 2010, igualmente pasará a la historia. Porque tal y como sucedió con la muerte de Luis Donaldo, la desaparición de Rodolfo Torre, lastima, agrede y vulnera a una sociedad, ya de por si agraviada desde hace años. El homicidio del candidato, es considerado como un aberrante desafío a la autoridad. Autoridad que hoy más que nunca debe responder a su gente. Escuchar sus lamentos desesperados y atender a sus llamados Y más que un grito de justicia, la sociedad tamaulipeca y mexicana, lanza un clamor: paz. Nadie, ni el más aventurado de los agoreros de la política, se habría atrevido a pronosticar un escenario electoral como el que se vive en estos momentos. Aunque se quiera mostrar lo contrario, hay caos, hay desconcierto, miedo. Prevalece la anarquía. Y si, habrá elecciones el domingo, pero no vemos ni sentimos el ánimo de la participación. Después de la muerte de Colosio, la sociedad mexicana se volcó a las urnas. Su sucesor, Ernesto Zedillo, llegó a la presidencia de la republica, con la más alta votación en la historia. Millones de mexicanos acudieron a votar con la firme convicción de manifestar su rechazo a la violencia y al uso de la fuerza para dirimir diferencias políticas. Hoy se ve un ambiente distinto. Aquel 80 por ciento de participación ciudadana en 1995, no podrá repetirse. Hoy, en Tamaulipas y en México en general, la sociedad no tiene un sentimiento de poder lograr un cambio. Hoy se acusa cansancio, desanimo. Y hasta horror. Hay un distanciamiento evidente entre la gente común y el gobierno, en cualquiera de sus niveles. Hay también una brecha entre la sociedad y los políticos y sus partidos. La muerte de Torre llena de desilusión no solo a aquel 75 por ciento de los que iban a votar y que lo iban a hacer por él. No, esto es general.
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