Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
4 de junio, 2009
Órale. Apenas hablábamos en la colaboración de ayer sobre la posibilidad e intención a la vez, de millones de mexicanos, de acudir a las urnas el domingo 5 de julio y votar “por ninguno”. Expresar así la inconformidad hacia la clase política. Decirle a candidatos y partidos que sus ofertas y propuestas, simple y sencillamente no las creemos. Surge ahora un movimiento nacional que está promoviendo el llamado Voto Blanco. Cruzar la boleta en su totalidad y de esa manera hacer patente el rechazo a la manera como pretenden manejar a este país varios grupos políticos. Esto ya existe legalmente en países democráticos alrededor del mundo. No habría por qué espantarse. Ahora, ante la promoción que organizaciones ciudadanas realizan para que el día de las votaciones los mexicanos emitan un voto nulo, el IFE considera necesaria la realización de un debate público para poner sobre la mesa opiniones a favor y en contra de ese asunto. Y ya se comienzan a escuchar voces. Por ejemplo, el consejero del IFE, Arturo Sánchez, dice que se debe revisar muy bien si es pertinente promover el voto blanco, ya que “la democracia necesita participación y el voto requiere de un sistema que permita materializar una decisión”. Otros, como Emilio Álvarez Icaza señala que practicar el voto nulo es tirarlo a la basura. Hay quien califica de “irresponsable” a quien vote nulo. En cambio, la postura de quienes están a favor del voto por nadie, se basa en que el ciudadano si acude a la casilla, y de esa manera demuestra su apoyo a la democracia. Pero a la vez rechaza la propuesta política de los partidos que juegan con ella. Me queda claro que no es desdeñar la posibilidad de participar en un proceso democrático. Más bien veo en el voto blanco la oportunidad de ampliar ese ejercicio hacia un grupo, que creo es muy grande, que no es apolítico ni apático, sino que quiere manifestarse. Quiere que el “no”, sea también una alternativa. Y ese “no”, jamás debilitará a la democracia. Más bien debilita a la partidocracia.