Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
29 de marzo, 2010
La integración de las planillas, en el caso del PRI, de síndicos y regidores en la mayoría de los municipios, ha desatado ya una guerra interna. Todos quieren, muchos se sienten con derecho y otros hasta amenazan con organizar rebeliones en caso de no ser tomados en cuenta. Si ya de por si, al Revolucionario Institucional se le ha complicado enormemente satisfacer a sus cuadros con las designaciones de candidatos a alcaldes y diputados locales, ahora vendrá otra tormenta en la integración de los cuadros para ocupar un lugar en los cabildos. Sindicatos, grupos y organizaciones priistas, creen que su partido tiene la obligación de incluirlos. El problema es que son muchos los aspirantes y pocas los lugares disponibles. Aguas. Aquí se avecina una nueva bronca interna. Históricamente, las regidurías y sindicaturas han sido consideradas como un botín político que se disputa con fiereza. Sistemáticamente, también se han repartido sin ton ni son, basándose únicamente en el compromiso y no en las capacidades. Igualmente, se ven esas posiciones como un premio al trabajo partidista, y prácticamente como una “beca de tres años” para cobrar un buen sueldo, meter gastos personales, gozar de prestaciones y no tener ni horario, ni obligaciones establecidas. Ser regidor o sindico, sirve además para “hacer currículo”. Y aquel requisito de “haber tenido algún puesto de elección popular”, se libra fácilmente, porque esos puestos son precisamente sometidos a votación, ya que van en el paquete con el candidato a alcalde. Jugada redonda. Ahora bien, si tomamos en cuenta que quienes finalmente logran colocarse en esas posiciones, son líderes obreros, líderes empresariales, o representantes de poderosos grupos políticos, hemos de concluir de qué se trata de personas sin necesidades económicas, que sin ningún problema podrían servir a su ciudad sin retribución económica. Está claro que el afán por llegar a ser miembro de un cabildo, es, o por aspiraciones políticas, o por el amor a su comunidad, nunca por la necesidad de un sueldo. Entonces, ¿por qué no promover que las posiciones en el cuerpo edilicio, sean honorarias? Además, no se sabe de ningún síndico o regidor que viva únicamente del sueldo que reciba como tal. Todos, absolutamente, tienen otras fuentes de ingresos. Entonces, no es descabellada la propuesta. Hace algunos años en Matamoros, siendo regidor Tomas Reyes Silva, prometió donar su sueldo integro a alguna causa. No sabemos si finalmente lo hizo, pero el argumento esgrimido por el edil en aquel entonces, era que quería poner el ejemplo, debido a que ningún miembro del cabildo tenía necesidades económicas. Las cosas no han cambiado. Siguen llegando a esas posiciones en los ayuntamientos, personas que gozan de buena posición económica. De modo que, bien podría ser un tema interesante en el congreso. Y además: de esa manera, ser considerado para las planillas dejaría de ser motivo de pleitos y discusiones. A los partidos, sobre todo al PAN y al PRI, les convendría.