El Efecto-Calderón

Martín SIFUENTES

2 de junio, 2009

Al tiempo en que el Presidente Calderón expresaba “su consideración” (no disculpa) al gobernador michoacano, Leonel Godoy, arreciaban los operativos en contra de servidores públicos en el estado de Nuevo León. Ahora fueron contra policías y jefes de áreas vinculadas con la seguridad pública. No obstante, quedó bien claro que en esta ocasión, “si se le avisó previamente” al gobernador regio, Natividad González Parás. Durante la reunión del Consejo Nacional de Seguridad y ante la presencia de todos los gobernadores, Calderón fue claro cuando expresó que “quien traicione desde el servicio publico a la sociedad y decida servir a los criminales y no a los mexicanos, tiene que saber que no habrá fuero partidista o consideración política alguna que lo libre de la acción de la justicia”. Duro. Claro. Preciso. El jefe del poder ejecutivo mexicano lanza un mensaje a todos los funcionarios públicos. A portarse bien. A andar por el buen camino. Las contundentes palabras del Presidente, no me cabe duda que son sinceras. Creo que ciertamente, desde Los Pinos la guerra en contra de la delincuencia es real. Intuyo que si hay la verdadera intención de acabar, o al menos reducir al mínimo, con esa problemática tan grave que es la delincuencia. Y me queda claro que hoy más que nunca, el PAN aprovecha las acciones presidenciales. Es evidente que políticamente están aprovechando el momento. Y que cada golpe que se le de a los grupos delincuenciales, habrá de ser tomado como bandera para demostrar que ellos si hacen lo que durante muchos años el PRI no pudo o no quiso. O lo que el PRD donde gobierna, tampoco puede, o no quiere. Pero se les olvida que durante 6 años, Fox no hizo nada. O no quiso hacer nada. Los gobernadores del PRI y PRD están pidiendo separar las estrategias políticas de las estrategias electorales. Estamos a 4 semanas de las elecciones. Piden no politizar la guerra en contra del narco. Va a estar difícil. Va estar complicado porque hoy el PAN tiene un presidente muy bravo. Totalmente distinto a los estilos de un Pablo Emilio Madero, o de un Luis H. Álvarez. Completamente inverso a la pasividad de un Castillo Peraza o de un Luis Felipe Bravo Mena. Ni que decir de un Manuel Espino. Vaya, nada perecido a alguien que hace poco fue presidente del CEN panista, y que hoy despacha en Los Pinos. En lo que nos queda duda es en saber si como estrategia, hay la intención desde la oficina presidencial de subir al tren de los éxitos a los centenares de candidatos panistas. Y que sea la inercia de esas acciones las que los lleve a un hipotético avasallador triunfo. Algo así como “el efecto Calderón”.