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Un par de bomberos

Martín SIFUENTES

17 de febrero, 2010

Mal la debe estar pasando el dirigente del PRI en Tamaulipas, Ricardo Gamundi, al ver que se le está viniendo la noche. Las inconformidades crecen como la espuma a lo largo y ancho del estado, y eso que apenas se ha presentado la primera parte de las candidaturas. Tome usted en cuenta que falta aun por resolver las listas de los que van a irse a la consulta a la base en un buen numero de municipios y agréguele el dolor de cabeza que va a significar armar la lista de los que quieren ser tomados en cuenta para una posición en en el congreso local. Muy cierto es que e esta ocasión, como nunca, sacar a los aspirantes ha sido complicado, doloroso, rasposo y espinoso. No se recuerda en el PRI tamaulipeco un proceso similar. Se trabaron, o más bien, se están trabando las negociaciones. Grupos, clanes, organizaciones y personajes en lo individual, están molestos, y poco a poco lo están manifestando. Más si es muy importante que se actúe cuento antes. No deben pasarse por alto las manifestaciones como las de la maestra Magdalena Peraza. Ni el amague de Enrique Cárdenas. O las actitudes de Luis Moreno Sesma y Jose Manuel Abdala. Tampoco ignorar al “hermano” José Gómez Caballero, ni a Panfilo Tamez o Benito Alanís. Escuchar a Esiquio Resendez. Mañana que salga el candidato panista, y en caso de que sea Sacramento, como es casi seguro, el senador le va a pedir a Fernando Azcarraga que acepte ser candidato del PAN a la alcaldía porteña. Eso puede hacer mella. Hay que sanar heridas antes de que se infecten. Apagar conatos de incendio. Y conste que conciliar con ellos, no quiere decir necesariamente darles un premio de consolación. Es más bien necesario un acto de comunicación. Dialogar y hacerles ver los porqués. No cabe duda que el manejo de listas y nombres fue realizado con rudeza, y hasta sin posibilidad de argumentación o replicas. ¿Se corre el riesgo de una ruptura importante? Probablemente no sea para tanto. Un par de bomberos, Eugenio Hernandez y Rodolfo Torre, ya deben traer el extinguidor y la manguera en la mano para aplacar el fuego que puede amenazar con extenderse.
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