Desencanto

Martín SIFUENTES

4 de enero, 2010

Al desconsuelo social con que inicia este año, por aquello de las lesivas alzas a productos y servicios, habrá que sumar, no se nos olvide, el aumento a los impuestos que ya entró en vigor. Golpe tras golpe. La sufrida sociedad mexicana, aquella que realmente resiente todos y cada uno de los embates, hoy nuevamente es burlada por la clase gobernante. Que triste. ¿Cómo poder decirles “feliz año nuevo”? Porque no, millones de mexicanos no están teniendo un feliz inicio de año. Es más, 2010 se perfila apenas en su comienzo como uno de los peores años para un grandísimo porcentaje de la población mexicana. Nos dicen que México ya salió de la recesión. Que bueno. Pero ello no impacta directamente en la economía de las familias. Para la gente común, la crisis sigue. Y seguirá por mucho tiempo. El pueblo puede aguantar todo. Eso y más. 2010 será un año electoral. En 15 estados, incluido Tamaulipas, se habrá de elegir gobernador. ¿Pero como pedirle a una sociedad tan apaleada que participe en un proceso electoral, cuando lo único que siente es frustración, decepción, tristeza y coraje? No existe el menor entusiasmo social por esta elección local. Aquellos políticos que gustan tanto de las encuestas, quedarían sorprendidos si mandaran a hacer una en la que preguntaran a la gente si acaso sabe sobre lo que va a suceder el 4 de julio, si conoce a quienes desean participar. No es difícil imaginar que el grueso de la población desconoce absolutamente del tema. Y no desea saber sobre el particular. Es mayor el desencanto que el inexistente entusiasmo. No hay ánimo. Y da lo mismo que sea Torre que Assad. O Luebbert o Gil. Balta o Muñoz.