Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
1 de diciembre, 2009
Independientemente del recuento de logros que este día haga el gobernador tamaulipeco, Eugenio Hernandez Flores, en la lectura de su informe, en la elocución del mandatario, habrá que estar pendiente del contenido de la parte que técnicamente se conoce como “mensaje político”. Generalmente es al cierre. Antes, hay que escuchar más de 40 minutos de discurso en el que seguramente, porque es costumbre, dibujará a un estado lleno de aciertos. Pormenorizará los logros de los programas gubernamentales y mencionará que a pesar de las dificultades económicas del país, en esta entidad se logró salir adelante en diversos rubros, lo cual, siendo sinceros, no es rollo, es cierto. Y obvio, porque en un informe se dice lo que se hizo, no lo que no se pudo hacer. En el tan esperado mensaje político, puede haber desilusión. Muchos están esperando que trace el perfil de quien habrá de sucederlo. Más de uno desea fervientemente que el gobernador sea claro y dibuje a un personaje. Me temo que no será así. Y que aquellos que esperan encontraran en las palabras de Eugenio, las claves y las señales más claras, se van a quedar con un palmo de narices. Siendo el gobernador un tipo inteligente, que lo es, no podría utilizar la tribuna de su informe para develar misterios. Se referirá si, al proceso electoral que está en puerta, pero lo hará desde su posición de jefe del ejecutivo estatal, y no primer priista. Hoy, las circunstancias son distintas al quinto informe de Américo, de Cavazos o de Tomás. México es otro, Tamaulipas es otro. Y en la cúspide de su mandato, Eugenio Hernandez habrá de aprovechar el momento. Está en la parte más alta de su posicionamiento en Tamaulipas, se le reconoce como el líder . Y tiene el control político de la entidad. Indudablemente desea estar en el primer equipo de quien vaya a ser próximo candidato a la presidencia de la republica. Y hoy es un buen día para mostrar el músculo. No será pues ni el momento de las señales, ni el de los mensajes cifrados. El mensaje político será enfocado al fortalecimiento de su liderazgo, y a mostrarse fuerte y poderoso. El escenario está puesto.