Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
21 de octubre, 2009
Aquellos a los que les gusta ver “señales” rumbo a la sucesión gubernamental en Tamaulipas han tenido mucha tela de donde cortar últimamente. Que si Placido Domingo cantó “De Altamira Tamaulipas traigo esta alegre canción…” fue porque se lo pidió el gobernador para aludir a Javier Gil. Que él es el bueno. Que en la cena en Tampico Rodolfo estuvo en la mesa con Eugenio. Torre es el elegido. Que el concierto “Recordar es vivir” se hizo en Nuevo Laredo para proyectar al alcalde fronterizo. Ramón Garza Barrios es el que va a ser. Que la fiesta de cumpleaños fue en rancho de Manuel Muñoz, y que por ahí va la cosa. Seguramente el gran elector se ríe de todo esto. Ahora, la última es que con la aprobación del paquete fiscal, tan en contra del pueblo, todos los diputados federales priistas tamaulipecos, quedan fuera de la jugada, porque su imagen queda desgastada ante la opinión publica. Que en las próximas semanas y meses, serán los malos de la película, por haber sido participes de una acción que atenta contra los intereses de la gente común, la gente que vota. Y añaden que ante esta situación, Eugenio Hernandez, tendrá que voltear hacia su equipo cercano. Dícese entonces que veremos crecer localmente a personajes como Manuel Assad, Felipe Garza Narváez y Manuel Muñoz, Arturo Diez, Y Miguel González Salum. En un segundo plano, “recomiendan” estos expertos, se debe ubicar a Oscar Luebertt, Erick Silva, Oscar Pérez, Ramon Garza, Amira Gómez y Marco Bernal. Y de plano descalifican a Rodolfo Torre, Javier Gil, y por supuesto, a Baltazar Hinojosa. Leer entre líneas, observar “señales” (palabra favorita de los apasionados de este juego), e interpretar caras, gestos y actitudes, se les ha vuelto una obsesión. Creen tener el poder de adivinar el futuro, y quisieran introducirse en la mente de quien va a decidir. En los tiempos en que desde la ciudad de México se definían esas situaciones, los “adivinos” tenían pocas oportunidades. Enrique Cárdenas la pidió a un amigo y sin más ni más, se la concedió. Emilio Martínez Manautou recibió el estado como premio de consolación. Aunque nunca se consoló de no haber logrado lo que en realidad era su objetivo. En la sucesión que definió loa llegada a Tamaulipas de Américo Villarreal, se equivocaron feamente. Nunca le concedieron gran chance, y que les va dando la sorpresa. Manuel Cavazos también se apoyó en un amigo. Hizo ante su jefe de entonces los meritos necesarios y se la ganó Y a su vez, operó para que en la siguiente sucesión, el Presidente, Zedillo en ese entonces, no metiera las manos, e inventó una “consulta a las bases”, en la que muchas veces dio “señales” equivocadas intencionalmente, y despistó totalmente a los adivinos. Yarrington fue el primer gobernador al que no le tocó presidente de la Republica priista. No tuvo que consultar con nadie. Movió sus hilos, tejió su red. Y ese si, nos consta, se divirtió a los grande haciendo creer que era Homero. Y así lo consignaban los adivinos. Que una vez más, se volvieron a equivocar. Hoy, Eugenio Hernandez tiene la decisión. Si, tendrá que concensar en las alturas de su partido, hacer alguna negociación con alguno que otro personaje. Pero la palabra final, es solo suya. Y aquí, nuevamente los adivinos se preguntan que si lo hará con el corazón, con el cerebro, o con ayuda de alguien. Es posible que ya hasta el nombre lo tenga. Y que solo esté esperando los tiempos. También es posible que el nombrado ya lo sepa. Y se muera por reventar. Lo único cierto es que los adivinos nos divierten, nos dan tema. Y siempre se equivocan.