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Martín SIFUENTES

13 de octubre, 2009

La mano dura del gobierno que encabeza Felipe Calderón, se dejó ver en toda su magnitud con la extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Ya lo habíamos anticipado en este espacio la semana pasada. Dijimos que el gobierno iba a aniquilar a empresa y sindicato. Y ya hizo la primera parte. Si el sindicato y su dirigente, Martín Esparza se ponen difíciles, con toda seguridad, se le aplicará todo le peso de la ley. Y seguirá el camino que alguna vez recorrió Joaquín Hernandez Galicia, “La Quina” en 1989. “Era una empresa inviable e insostenible”, dijo el Presidente en su mensaje a la nación. Ahí, explicó puntualmente los motivos que llevaron a tomar esa decisión. Agregó que esa paraestatal gastaba el doble de sus ingresos. Un sindicato voraz e insaciable, al cual ya no se pudo contener, fue la gota que derramó el vaso. Al SME le dieron un madrúguete. En la noche del sábado la policía federal tomó las instalaciones y sin más ni más, se procedió conforme a lo planeado. Las pugnas internas del Sindicato Mexicano de Electricistas ayudaron a dar el golpe. Ahora, el reto del gobierno calderonista es hacer que el servicio se de en forma optima, que no haya quejas de los usuarios y que los trabajadores de Luz y Fuerza acepten de buena gana su liquidación y se acojan a alguna de las opciones que está ofreciendo. Sin embargo, no se espera que esto sea fácil. Se prevé una gran cantidad de amparos individuales, y una fuerte movilización por parte de la dirigencia del SME. Martín Esparza ya ha pedido (y cuidado con esto) “defender hasta la muerte su fuente de trabajo”. También ha pedido a los trabajadores “rechazar las liquidaciones que ofrece el gobierno federal e iniciar un movimiento de resistencia nacional en contra de la desaparición de Luz y Fuerza del Centro”. Hata ahorita el movimiento en contra del decreto es controlable. Mal haría el gobierno en intentar reprimir cualquier intento de protesta. Sería convertir en victimas a los líderes del sindicato. Pero tampoco sería aconsejable dejar crecer la inconformidad. Y aquí es donde está el reto. Falta ver además que tanto apoyo tendrá el SME de parte de otras organizaciones obreras. Tendremos que ver hasta donde otras agrupaciones de trabajadores irán a su defensa. Ver si el poder oficial puede acallar cualquier intentona de apoyar a las huestes de Martín Esparza. Llama además la atención el efecto que la medida pueda traer. Por un lado, deja ver a un presidente fuerte, enérgico y decidido. Por otro, tranquiliza a las voces que pregonan un miedo a cualquier privatización. Lo dejó muy claro en su mensaje: La luz seguirá siendo entregada por el estado mexicano. Y algo muy importante: Te lo digo a ti, Pedro, para que lo entiendas tu, Juan. El cinismo y abuso sindical, solo podrá practicarse con la “autorización” oficial.
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