Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
1 de octubre, 2009
Aun y cuando muchos lo quieran negar, su presencia causa inquietud. Su aparición la noche de este miércoles en el concierto de Placido Domingo, ante la élite política, social y económica del estado, ocasionó los más variados comentarios. Tomás Yarrington lo sabe. Y hasta lo disfruta. Desde sus tiempos de alcalde en Matamoros, gozaba de las apariciones públicas. Fue un alcalde, y después un gobernador que sabía sacarle jugo a los reflectores. Conocedor de las ventajas del telepromter, de lo sensacional de un buen encuadre, del provecho de una adecuada iluminación. Yarrington conoce técnicas teatrales. Saludar de lejos. Caminar con elegancia. Y saca provecho de ellas. Sabe que eso forma parte de la personalidad que desde hace más de 15 años lo mantiene en un punto alto del firmamento político tamaulipeco. Nadie de los que observamos u opinamos, sabe a ciencia cierta si aquellas leyendas de que aun ejerce un ilimitado poder político, es verdadera. Que si su grupo es tan poderoso, que si van por la gubernatura, que si está enemistado con el actual gobernador. Historias que se entretejen. Y que al ex gobernador le gusta que se sostengan. Porque de esa manera se mantiene a su alrededor ese halo de misterio e interrogación. Y cuando hace una de sus escasas apariciones publicas, logra hacer voltear a todos. Tal y como pasó en el concierto del tenor. Tomás Yarrington le entiende perfectamente al tema político. Después de su intentona de ser candidato a la presidencia de la republica, ha permanecido más tiempo en la capital del país que en Tamaulipas. No logró ser incluido en las listas de plurinominales en ninguna de las dos elecciones federales pasadas como se piensa que era su deseo. Se mantiene en contacto personal con gente importante del CEN priista, seguramente está al pendiente de sus negocios personales, y de vez en vez, se le ve en sus casas de Tampico o Matamoros. Su inteligencia no se discute. Pero el sabe que ir a comer al “Jardín Corona” en el sur, o al “Garcia´s” en el norte, va a causar rumores y especulaciones. Y aunque disfrute de ello, entiende que debe medirse. Porque como buen político, que lo es, sabe que los tiempos en que el mandó en Tamaulipas, se terminaron en 2004. Y que hoy, tal y como lo ha hecho, debe guardar una sana distancia del quehacer político y gubernamental de esta entidad.