Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
14 de mayo, 2009
El anuncio del cierre de la empresa Rimir y de la “disminución significativa de sus operaciones” de Componentes Mecánicos, fue una noticia bomba en Matamoros. Estas dos maquiladoras durante años han sido de las más importantes, las de mayor número de empleados y las más sólidas económicamente. Es indudable que las condiciones financieras mundiales le han pegado fuertemente a las armadoras de automóviles en Estados Unidos. Por ende, las maquiladoras de la frontera han ido disminuyendo sus operaciones debido a la reducción de pedidos de sus clientes en Norteamérica. Se habla de que de esta fecha a diciembre habrán de ser despedidos por lo menos 1700 trabajadores. Pudieran ser más. Esto es realmente preocupante, porque se viene a sumar a otros cierres de fábricas. ¿Qué va a pasar con todas las obreras que se van a quedar sin trabajo?, ¿Podrá el sindicato ayudar a recolocar a todas esas personas, en su mayoría mujeres jefas de familia? Tan solo en Matamoros, por lo menos 300 mil de sus habitantes sobreviven directa o indirectamente de la industria maquiladora. Y digo que sobreviven, porque tradicionalmente esta rama industrial no se ha distinguido por otorgar salarios dignos. Muchas obreras se hacen garras con 600 pesos a la semana. De esa cantidad tiene que salir para comida, pasajes, escuela, vestido, servicios. De diversión, ni hablar. Lo que hace 30 o 40 años se vio en ciudades fronterizas como la salvación económica, la maquiladora, hoy, hay que reconocerlo, se está muriendo. Es momento de que nuestras autoridades, nuestros legisladores, los grandes empresarios, piensen en la diversificación de la economía fronteriza. Se le apostó mucho, o casi todo a la maquiladora. Hoy ya no es la solución. Bajos salarios, explotación laboral, cacicazgos sindicales, condiciones laborales insalubres, son entre otras cosas, lo que nos ha dejado la maquiladora. En cambio, esas empresas han recibido mano de obra barata, facilidades fiscales y se han llevado al extranjero grandes utilidades. Otras ciudades del interior de la republica mexicana han prosperado sin maquiladoras. Sus habitantes viven dignamente y tienen salarios más justos. Aquí no. Hemos dependido demasiado de la maquiladora. Hoy se comienza a pagar el precio.