Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
3 de septiembre, 2009
Ya lo había advertido Marco Bernal desde hace semanas: “Tamaulipas no tendrá 12 diputados federales de extracción priista, sino 13, porque Salomón va a ocupar la curul de su esposa”. Y si. Este jueves 3 tronó la bomba en San Lázaro. Una decena de legisladores, que apenas 72 horas antes habían rendido protesta, solicitaron licencia al cargo para dar entrada a sus suplentes. En ese primer paquete de renuncias, por cierto, no iba la de Sara Montiel Solís, esposa de Salomón Rosas, delegado priista en Tamaulipas, quien llegó a la cámara por la via plurinominal, merced a la privilegiada posición en la lista de pluris de la II circunscripción. Era la numero 7, incluso mejor colocada que Felipe Solís Acero y Paloma Gullen. No llegó la señora Rosas a pedir licencia, porque en cuanto entraron las primeras diez solicitudes, 5 del Verde Ecologista, 2 del P.T, y dos del PRI y una del PRD, se armó el escándalo. Resulta que 8 de las 10 solicitudes, eran de mujeres. Eso bastó para que, principalmente legisladoras panistas, lo tomaran como una agresión a la equidad de género. Inmediatamente el pleno de la cámara rechazó esas solicitudes. Fueron regresadas a la Junta de Coordinación Política. Y lo que en anteriores legislaturas pasó sin problemas, ahora se convirtió en el centro del debate. Las diputadas panistas que pusieron el grito en el cielo, hablaron de que se estaba fraguando una burla a la democracia, un engaño a la sociedad, y una injusticia para el género femenino, pisoteando la dignidad de las damas legisladoras. Y es que una vez descubierto el pastel se supo que entre los “beneficiarios” de esas renuncias, había hermanos, esposos, lideres campesinos, empresarios y hasta un hijo de un ex gobernador. Así las cosas, entre esas solicitudes, destacaron las de la diputada del Verde, Mariana Ivette Ezeta, quien pretende dejarle el cargo a su hermano Carlos Alberto. También la de la priista Ana María Rojas, la que cederá la curul a su concuño y líder de la CNC, Julián Nazar. También la priista Carolina García, quien le iba a dejar le fuero a Alejandro del Mazo, hijo del ex gobernador Alfredo del Mazo. Incluso el PT pretendía que su diputada, Anel Patricia Nava le dejara la curul al líder de colonos Primitivo Ríos. Otra del Verde, Katia Garza, dejaría dieta, curul y fuero, a su esposo, el empresario Guillermo Cuevas Sada. Las mujeres panistas que defendieron en la cámara la equidad de género, dijeron, entre otras cosas que “consideran vergonzoso, ilegal, mañoso y poco ético” que se pretenda aparentar la llegada de una mujer a San Lázaro cuando la verdadera intención es que esta le deje el lugar a un varón que no ganó en las urnas. El tema va a dar para más. Será hasta la próxima semana cuando se reanude el debate sobre el asunto, que insisto, antes había pasado desapercibido, y hoy incendia la cámara baja. La expectación estatal ahora se centra en saber si Salomón Rosas tendrá la cara para asumir “su escaño”. ¿Lo hará? Visto desde el punto de vista social, esa jugada conlleva una artimaña política reprobable, que desde luego, debe ser mal vista por quien votó. Simple y sencillamente, se ve inmoral. Y tan inmoral es el partido que aprueba la acción, como el candidato que acepta prestarse a la inmoralidad. “Vas a llegar a la cámara de diputados, pero no te la vas a creer. Luego, luego, renuncias.” El síndrome Juanito.