Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
16 de agosto, 2009
* Las desventuras que marcaron su infancia y adolescencia permiten entender la conducta perfectamente amoral observada en la etapa adulta, cuando el personaje observó grados extremos de brutalidad sin mostrar un ápice de remordimiento. Este verano los medios informativos han dedicado generosos espacios al cuadragésimo aniversario de los asesinatos cometidos por la secta de CHARLES MANSON en Los Ángeles, California. Asaltos residenciales en cadena que causaron una decena de muertes y se extendieron durante varios días en la zona de Beverly Hills, alcanzando su punto culminante el 8 de agosto de 1969, día en que su listado de víctimas incluyó a la actriz SHARON TATE de 26 años, esposa del cineasta francés ROMAN POLANSKI. Ferocidad y sadismo eran los calificativos más usuales que la prensa de aquellos años utilizó para definir los propósitos de los atacantes, quienes jamás parecieron inspirados por algún motivo económico, intención de robo o secuestro. A la postre todos coincidirían que se trataba de actos de crueldad absoluta, cimentados en un coctel de creencias seudo-religiosas que otorgaba a dichos crímenes un significado místico de carácter ritual. La crónica de aquellos días cuenta que la investigación policíaca dio “palos de ciego” durante varias semanas, sin poder identificar a los agresores, sospechando incluso del propio POLANSKI, quien se encontraba filmando en Europa cuando ocurrieron los hechos. Las pesquisas cambiarían de giro cuando la prensa californiana empezó a mencionar insistentemente el nombre de un individuo extravagante, de apenas metro y medio de estatura, que circulaba por esos rumbos, acompañado siempre por una nutrida corte de jovencitas que parecían profesarle obediencia total. EL PERFIL DEL LIDER SALIÓ entonces a relucir el nombre de CHARLES MILLES MANSON, de 35 años de edad, oriundo de Cincinnati y dueño de un extenso historial delictivo sustentado en un coeficiente intelectual superior y dotes persuasivas sobresalientes. Las desventuras sucesivas que marcaron la infancia y adolescencia de MANSON permiten entender la conducta perfectamente amoral observada en la etapa adulta, cuando demostró grados extremos de brutalidad sin un ápice de remordimiento. Nacido en 1934, MANSON era hijo de padre desconocido y una prostituta de 16 años, de nombre KATHLEEN MADDOX, quien después habría de caer en prisión y purgar condena por robo. MANSON jamás conoció la vida en familia. Pasó su niñez y juventud deambulando entre internados, reformatorios, instituciones de salud mental y finalmente, en prisiones. Su expediente dice que cometió el primer delito a los 13 años, acumulando de manera precoz un historial delictivo. Al cumplir 20 años ya era un malhechor consumado. La década de los sesentas lo sorprende viviendo en California, convertido en un adulto joven que vagabundea entre las comunas hippies, donde aprende a tocar guitarra y compone algunas canciones de rock que décadas después serían reinterpretadas por artistas como Guns N' Roses. Aquellos días de rebeldía juvenil le representaron también su descubrimiento de la lectura que (a falta de educación formal) no hacía diferencia entre la orientación o calidad de los libros que devoraba sin distingos. La difícil lucha por la supervivencia lo llevó a desarrollar un individualismo extremo y las actitudes típicas del individuo desadaptado, que busca en la marginalidad y la cultura underground el sentido de su existencia, mismo que finalmente creerá encontrar en las doctrinas satánicas, de moda en aquellos tiempos. También desarrollaría una personalidad magnética para atraer en su entorno a individuos con problemas similares de conducta, particularmente mujeres jóvenes que al paso del tiempo lo adoptarían como líder espiritual. SIN ASOMO DE CULPA En 1967 decide establecer un grupo propio de seguidores al que llamará “ La Familia ”, comuna hippie de carácter itinerante que gira en torno al amor libre, el culto a las drogas, un fuerte odio al sistema y la devoción a cierta forma de satanismo que solían combinar con profecías bíblicas, tomadas especialmente del Apocalipsis. Fue esta mezcolanza de hábitos y creencias lo que los lleva a pensar en el asesinato, como una forma de sacrificio ritual que precipitará la llegada del fin del mundo. En este marco ocurren la ola de asaltos perpetrados en Beverly Hills, aquel agosto de 1969, que llevarían a MANSON a la prisión definitiva, con una condena a muerte, después cambiada por cadena perpetua. Entonces como ahora, el éxito de la fiscalía se fundó en la táctica de ofrecer inmunidad a un integrante de la banda, a cambio de información suficiente que permitiera juzgar a los demás. Durante el largo juicio que se extendió hasta febrero de 1971, la opinión pública internacional tuvo tiempo de conocer al detalle la complejidad de este personaje cuya historia personal resultaría acaso tan espeluznante como los crímenes que lo colocaron en el ranking de los grandes homicidas del siglo 20. A lo largo del proceso, sus principales cómplices como PATRICIA KRENWINKEL y SUSAN ATKINS, mostraron una actitud cínica que podría resumirse en la ausencia de culpa y el nulo arrepentimiento. Por el contrario, con una perpetua sonrisa los miembros de “ La Familia ” provocaban bochorno entre los miembros del jurado al manifestar un inexplicable orgullo por los actos cometidos. Hoy, cercano a los 75 años de edad, MANSON es un reo veterano, calvo y de barba gris, que espera pacientemente la llegada del 2012 cuando teóricamente alcanzaría el derecho a la libertad condicional. Cuatro décadas después no parece mostrar signos de arrepentimiento. BUZON: vivatamaulipas@prodigy.net.mx WEB: http://vivatamaulipas.blogspot.com