Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
11 de agosto, 2009
Con los Estados Unidos nos unen lazos visibles e invisibles. Con ellos, llevamos una histórica relación de amor-odio. Los admiramos. Los detestamos. Su territorio representa el sueño de millones de mexicanos. Ahí queremos vivir, solo nos molesta la rigidez de sus leyes. Muchos no conocemos a fondo que fue lo que realmente pasó en el siglo XIX, pero nos sentimos despojados por ellos. Nos quitaron casi la mitad del país. Muera Santana. Mueran los gringos. Y decimos que nos explotan. Que hacemos los trabajos que ellos no quieren hacer. Que nos discriminan, que nos humillan por ser morenos y pobres. Ah, pero en contraparte, lo decimos con la boca llena, son todos drogadictos. Consumen toda la droga que se trafica desde México. Sociedad enferma, la gringa. Pero no importa. Queremos una reforma migratoria. Queremos visas. Queremos ir a trabajar. A comprar. A comer hamburguesas. Vaya relación. Tan intensa como extraña. Tan ambivalente. Te odio, pero en el fondo, te admiro. Todos los mexicanos deseamos tener una victoria sobre Estados Unidos. Ganarle en algo. Y no nos detenemos a pensar que somos en mucho, mejor nación, mejor gente, que tenemos infinidad de virtudes que ellos no tienen. Parece que esto no vale. Que hoy, hay que ganarles en el futbol, que es, la verdad, el único deporte en el somos mejores que ellos. Vamos pues. Que once, cuales héroes de Chapultepec, nos den otra victoria. Que nos den una satisfacción mas grande, “porque la del 26 de julio en Nueva York, no valió, no era el equipo grande”. Hoy se paralizará el país. Entre las 3 de la tarde y las cinco, para millones de mexicanos, estará en disputa el orgullo nacional. ¿Algún día aprenderemos que en un juego de futbol no es más que eso, un juego?