Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
17 de julio, 2009
La diferencia de criterios que surgió en el seno del Cabildo de Reynosa dio pie a un interesante debate acerca del ejercicio del servicio púbico. Pertenecer al gobierno ¿es un privilegio o una oportunidad de ganar mucho dinero?. Cuando andan en campaña, los candidatos imploran de todas las formas y maneras el voto ciudadano para conseguir encaramarse en el poder. Con voz suplicante ofrecen las perlas de la virgen a cambio de que los favorezca el sufragio e inclusive renuncian públicamente a cobrar dinero por servirle a la gente. Gustavo Cárdenas Gutiérrez y Humberto Filizola Haces, uno alcalde victorense y el otro, diputado federal, donaban sus sueldos o al menos eso hicieron en el arranque de sus desempeños, pues luego ya no se supo nada. Tampoco quedó claro si incluían las compensaciones. El caso es que los políticos se portan muy dadivosos antes de enchufarse al presupuesto pero luego resultan respondones, como está ocurriendo ahora en el Ayuntamiento de Reynosa. Regidores de todas las corrientes partidistas pusieron el grito en el cielo porque el jefe de la Comuna y el tesorero municipal diseñaron un programa de austeridad con el cual responder a la contingencia económica derivada de los recortes federales. El gobierno municipal de Reynosa tiene un cuantioso déficit porque la federación le está enviando menos dinero del comprometido y los faltantes provocan una inestabilidad en el gasto programado. La austeridad barrió con el gasto corriente pues se hacen ahorros en todos los rubros susceptibles: consumos de combustibles, servicios eléctrico, telefónico; cero viáticos, gastos de representación, viajes. Oscar Luebbert Gutiérrez apeló a la comprensión de sus colaboradores de primer nivel al disponer una primera reducción de sus sueldos, en un diez por ciento. Todos aguantaron vara porque además el ingeniero Eugenio Hernández Flores puso el ejemplo a nivel estatal. Pero luego hubo necesidad de una segunda trasquilada a los emolumentos de los funcionarios municipales de alto nivel porque no cesa el estrangulamiento del flujo de recursos federales a la ciudad. Adicionalmente se hará una revisión del desempeño de empleados para prescindir de aquellos que no sean estrictamente necesarios, a fin de aligerar la nómina quincenal. Regidores del PAN, PRD y algunos del PRI votaron en contra de dos asuntos menores planteados en la más reciente sesión del Cabildo, más que por convicción, por fastidiar al alcalde y al tesorero. En el fondo, esos ediles están molestos por las medidas que se están aplicando para paliar los efectos de la anemia económica que provoca el escurrimiento a cuenta-gotas de los apoyos federales. Así lo establece con meridiana claridad el tesorero Raúl Jiménez Cárdenas al reprobar la actitud de algunos regidores contra la reducción de salarios pues a ellos no les afecta, debido a que sus sueldos están protegidos por una llamada Ley Blackmore. (Blackmore es el diputado local victorense, Enrique, que promovió una legislación que hace inalterable las percepciones de los ediles). Raúl Jiménez no oculta su disgusto cuando habla de que los regidores tienen un doble compromiso con la ciudad pues además de ser servidores púbicos, ellos fueron electos para cubrir esa función, que es eminentemente social. Agrega a renglón seguido, que los funcionarios por designación como es el caso cuyo (tesorero municipal) devengan un salario por un servicio profesional requerido por el gobierno, y aceptan por solidaridad social sacrificar un porcentaje de su paga. Pero son los funcionarios de elección púbica, caso concreto los regidores, los que están obligados a desempeñar una función de beneficio social, sin pensar en el lucro propio o la satisfacción de ambiciones personales. --“En el gobierno estadounidense, los regidores no cobran sueldos, asumen los cargos como una función social; aquí debería ser igual”, opina Jiménez. Oscar Luebbert hizo como su jefe de finanzas una invitación a los regidores para que voluntariamente se desprendan de un porcentaje de sus sueldos que se destinaría al programa de infraestructura social, esto es, obra pública. Pero no es optimista al respecto. Con la reducción de su sueldo, el alcalde de Reynosa gana menos dinero que los regidores. En todo caso, se trata de una mala situación económica pasajera pero ha servido para que cada quien se exhiba tal cual. El Gobernador Eugenio Hernández Flores y el presidente municipal de Tampico Oscar Pérez Inguanzo pusieron la primera piedra de lo que será la planta tratadora de aguas residuales, una de tres, que resolverán en el corto plazo el problema sanitario. Se trata de una obra que Pérez Inguanzo promovió desde 2006 cuando se desempeñaba como gerente general de la COMAPA y ahora cristaliza gracias al respaldo del ingeniero Hernández Flores. Con una inversión de 400 millones de pesos, Hernández Flores cumplió este compromiso suyo con la zona sur de Tamaulipas y en doce meses estará funcionando, en tanto que otras dos plantas se erigirán con un gasto global tripartita de 780 millones de pesos. En su mensaje, el Gobernador Hernández Flores se declaró satisfecho por estar cumpliendo este compromiso y aseguró que la zona sur de Tamaulipas será la primera en todo el país de procesar al ciento por ciento sus aguas residuales. El programa integral de saneamiento ambiental fue atestiguado por el gerente general de la CONAGUA Roberto Schuldes Dávila así como por el alcalde de Altamira Héctor Villarreal Martínez (allí se construirá otra de las plantas), el director de política social Humberto Valdez Richaud y otros funcionarios. Oscar Pérez Inguanzo agradeció al ingeniero Hernández, a nombre del pueblo de Tampico, la planta de aguas residuales, que tendrá una capacidad de tratamiento de 1200 litros por segundo. También Nuevo Laredo avanza en obras hidráulicas y así lo constató el alcalde Ramón Garza Barrios cuando bajó a uno de los tramos de los 3 kilómetros subterráneos que construye la COMAPA en la colonia Hidalgo, para resolver inundaciones. Es un colector de aguas que lleva un avance del 60 por ciento y consta de tubería de 2.22 metros de diámetro, que canalizará el agua de lluvia hasta el río Bravo. La obra tiene un costo de 95 millones de pesos. Garza Barrios confirmó que en diciembre entrará en operación este Colector y con ello terminará definitivamente en ese sector el problema crónico de las inundaciones en temporadas de lluvia. El sistema general de colectores de Nuevo Laredo está siendo modernizado, gracias al apoyo del Banco de Desarrollo de América del Norte, y el monto global de la inversión asciende a 600 millones de pesos. Correo electrónico: albertoguerra65@hotmail.com