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Perdieron la vista pero jamás... la Esperanza: fructifica labor altruista

Rosalía QUINTA

14 de octubre, 2010

En Reynosa crece la solidaridad y apoyo hacia los grupos vulnerables y desprotegidos y dos claros ejemplos de ello, son la asociación Una Mirada de Esperanza y Clamor del Barrio, organizaciones que atienden a menores de edad que no pueden ver y a jóvenes drogadictos.

 Lolita Fernández de Garza Uribe, es la fundadora de Una Mirada de Esperanza, organización que atiende a niños invidentes, porque “creo que el ser humano tiene que entregarse a los demás de una manera especial a grupos vulnerable” y por fortuna dice, se topó con German, un niño ciego de siete años que nunca había recibido educación que le permitiera su integración a sociedad de una manera natural.

“Empecé a buscarle ayuda y me di cuenta que no había nada para apoyar a este sector de la población entonces empecé a apoyar a los niños ciegos y débiles visuales”.

Hoy Una Mirada de Esperanza, cuenta con una escuela en donde se ofrece a sus alumnos su rehabilitación con clases de lectura en braile, así como de movilidad, clases regulares a través del ITEA, además de formación musical con clases de diversos instrumentos entre ellos, piano, guitarra, violín y saxofón. Además les proporcionan clases de idiomas como inglés y francés.

Educación que ha dado fruto con la participación destacada de sus alumnos en competencias deportivas y en el Teletón.

Por otra parte esta organización Clamor del Bario cuya finalidad es sacar a las personas del difícil camino de las drogas y el alcoholismo. Francisco Romero, integrante de dicha organización comentó que se trata de ayudar a hombres “brindándoles un tratamiento integral para salirse de ese camino y poder reintegrarse al seno familiar y a la sociedad”.

Dijo que el tratamiento consiste en desintoxicación, en un plazo de 90 días, para la cual se les proporciona asistencia las 24 horas “para que puedan volver con su familia como personas productivas y a la sociedad”.

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