Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
27 de junio, 2011
Hugo Pedro González Lugo era un hombre tranquilo, pausado. Parecía que nada lo turbaba. A sus casi 80 años, la vida le había dado todo. Hijo de Hugo Pedro González, ex senador de la República había seguido sus pasos por la política. Hugo Pedro padre y Hugo Pedro hijo, habían sido amigos entrañables y compañeros de aventuras políticas de Emilio Portes Gil.
Ambos Hugo Pedro, siguieron al victorense incluso en sus anhelos más descabellados. Como aquella contienda electoral mediante la cual Portes Gil pretendió reelegirse como gobernador en 1932. Los dos Hugo Pedro, recibieron como jefe de estado, -Portes Gil, no lo era pero lo había sido: ocuparía la presidencia de la República a la muerte del general Álvaro Obregón en 1929- en Nuevo Laredo a pesar de que el poderoso ex presidente Plutarco Elías Calles había echando a andar toda la maquinaria institucional para evitar que el abogado victorense repitiera como gobernador de Tamaulipas.
Los González, mostraron así su lealtad y su firmeza de portesgilistas. Fundadores del Partido Socialista Fronterizo, se atrincheraron en esta organización e hicieron frente a la vigoroso estructura política-electoral en expansión: el Partido Nacional Revolucionario (PNR).
Le fue mal a Portes Gil: perdió la gubernatura ante el candidato de Calles. Y por añadidura: les fue mal a los González.
La victoria de los callistas resultó una pompa de jabón, por lo frágil y por lo efímera. Meses más tarde, el gobernador callista sería destituido por una masacre de campesinos en la región de Ocampo, Tamaulipas.
Regresarían así, escenarios amigables para Portes Gil y sus aliados.
A mediados de los años 40, los portesgilistas tomaron de nueva cuenta el control político de Tamaulipas. Llega a la gubernatura, Hugo Pedro González Lugo. Portes Gil, nunca olvidaba a sus amigos.
En 1947, el portesgilismo sufrió una de las arremetidas más feroces de sus adversarios. Desde el Senado de la república desaparecieron los Poderes en Tamaulipas. Congreso local, Ayuntamientos y Ejecutivo estatal fueron borrados de un plumazo por la embestida del veracruzano Miguel Alemán Valdez.
Hugo Pedro regresó a su casa a Nuevo Laredo. Reabrió su despacho de abogado y se puso a trabajar.
Ahí lo encontré 45 años después de sus destitución.
Le pregunté:
-¿Qué se siente ser parte de una conjura política?..
Contestó sin asomo de rencor, desde su escritorio de abogado:
-Así es la política.
Luego, en tono paternal me tomó del brazo y me dijo:
-Véngase. Le voy a invitar una cerveza.
Cruzamos la calle de su despacho. Entramos a una cantina de madera, que amenazaba con venirse abajo; techo de láminas de cartón y agujeros en todas sus paredes que hacían ver las entradas del sol como barras iridiscentes atravesadas por el errático movimiento de miles de partículas de polvo y madera; en el piso, una gruesa capa de aserrín.
Me dijo frente a su cerveza Carta Blanca, parafraseando a su líder Emilio Portes Gil:
“El Estado, es una máquina tragahombres..”