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Los profesionales de la derrota

José Ángel Solorio

9 de junio, 2011

 Enriquito Cárdenas rema contra la corriente, en su afán de concretar sus vehementes deseos de ser Senador de la república, o de perdido Diputado federal. Y no sólo por sus inexistentes luces. No. Quiquito, tiene ante si, tres gigantescos escollos.

 1.- Su hermano José Ángel Cárdenas del Avellano. Es un hombre de empresa. Sus malquerientes no lo bajan de emprendedor fallido, porque aseguran que negocio que pone negocio que quiebra, actúa con una lógica apegada a su naturaleza a capitán de empresa (con las acotaciones ya referidas). En el encuentro definitorio con Egidio, ya como gobernador, parece haberse sellado la suerte de Enriquito.

 -¿Qué quieres..?-, planteó el gobernador a uno de sus pocos amigos. “¨Te ayudo en tus empresas, o ayudo a tu hermano?..”

 José Ángel, dicen, no lo pensó.

 “Ayuda a mi hijo…”

  Ahí Quiquito empezó a tomar un perfil dramáticamente bíblico. Desde entonces, quienes conocieron de ese diálogo, no pueden dejar de asociarlo con la actitud de Caín que no dudó en sacrificar a su fraterno producto de su retorcida y mezquina mentalidad.

 Es muy probable que Enriquito no sepa de ese encuentro y de sus resultados. Pero quienes le conocen, comentan que su aceleramiento más reciente obedece al espacio que el gobernador le ha otorgado al hijo de su amigo José Ángel. (Como se sabe lo ungió como líder del PRI victorense).

 2.- Una exitosa acción política del pasado de Enriquito, que hoy se convirtió en una garrafal pifia. Hace años, el doctor Rodolfo Torre Cantú, estaba amarrado para la alcaldía de Ciudad Victoria. En abierta actitud retadora, más contra el gobernador Eugenio Hernández que contra el médico, Quiquito organizó un frente opositor y mandó un mensaje al primer priísta de Tamaulipas: si el candidato es Rodolfo, habrá desbandada de priistas victorenses al PAN.

  Ante el amago, Geño se replegó. Dejó ganar a Álvaro Villanueva Perales, candidato del Junior; pero lo enfrió en sus ímpetus políticos. (Por eso suena a pura ingenuidad, candidez –otros le ponen un adjetivo más soez- la acusación de Enriquito: “Eugenio no me cumplió…”).

 Obvio: la rebelión contra Rodolfo, la conoció Egidio.

 Algunos editores, dan fe del desprecio de Egidio por Enriquito. Luego de una reunión de editores con el gobernador, (Enriquito asistió con la representación de empresario radiofónico). El Junior sintió, lo que podría ser su futuro.

 Cuatro editores platicaban con Torre Cantú.

 Se sumó Quiquito.

 Alguien cuestionó al Junior:

 “Y ahora, para dónde Enrique?..”

 Con cierta presunción, Enriquito contestó, dirigiéndose no a quien preguntaba sino al gobernador:

 -No lo sé. Faltan cuatro Secretarios. No sé donde me vaya a poner el gobernador…

  No hubo respuesta. No hubo comentario. Egidio sólo dirigió su fría mirada a un desconcertado Quiquito.

 3.- El galopante y sonriente regreso del salinismo. Carlos Salinas está de regreso junto con sus amigos. El echeverrismo, como en el pasado será un elemento difícil de asimilarse al regreso del neoliberalismo. Enriquito no puede renegar de un pasado que lo condena y un fantasma del que no puede escapar. En ese contexto, la Senaduría se ve remota para el Junior; muy remota.

 Al paso que va, Enriquito pronto va a desplazar a Oscar Luebbert en su indiscutible papel de medallista de oro en la disciplina del descalabro. Estamos ante la emergencia, de un nuevo grupo político en Tamaulipas: los profesionales de la derrota…

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