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La sospecha

José Ángel Solorio

2 de junio, 2011

  En el escenario político tamaulipeco cada vez se habla con mayor certeza de que el gobernador Egidio Torre Cantú, está trabajando para el Partido Acción Nacional. Muchas razones, abonan esa inquietante presunción. El que se considera el primer priísta de Tamaulipas, tiene en el abandono a su partido (decenas de trabajadores del PRI estatal fueron despedidos y la red partidista municipal está paralizada en los 43 municipios); ha desmantelado la estructura de movilización política-electoral (el amplio tejido social en las colonias populares aceitado por la política asistencial del gobierno estatal desapareció por conjuro de la Secretaria de la Sedesol, Dinorah Guerra); se ha distanciado de la clase política tricolor (la mayoría del priismo tradicional está fuera de la estructura de autoridad) y ha lanzado una intensa metralla de fuego amigo contra tres de los más relevantes representantes de los grupos de poder fronterizos: Ramón Garza Barrios, Oscar Luebbert Gutiérrez y Erick Silva.

Bajo tales premisas, buena parte de la Nomenklatura tamaulipeca sospecha que Torre Cantú, entregó o está en proceso de entregar la entidad a quien muchos ya consideran su jefe: Felipe Calderón. Y no está del todo descabellada la presunción. Egidio nunca ha sido del PRI. Nunca ha participado en ninguna tarea partidista y jamás ha tenido alguna responsabilidad de partido. Cuando lo invitaron a ser candidato a regidor con el entonces candidato a la alcaldía Enriquito Cárdenas del Avellano, tuvo que ser sacado de los campos de golf y de las mesas de  dominó del Club Campestre, en donde ha pasado la mayor parte de su vida.

  Nunca se le vio, transitar por las polvosas calles de las colonias populares solicitando el voto ciudadano. Nunca fue visto en las comunidades rurales, haciendo trabajo priista. Nunca aportó algún esfuerzo para llevar votos a los candidatos priistas de los cuales se benefició profusamente. No asistió a reuniones de partido, ni  cuando su hermano Rodolfo dirigió el PRI en Ciudad Victoria.

  Las aburridas asambleas priistas nunca fueron lo suyo. Egidio se desenvolvió toda su vida con mucha prestancia en el ámbito empresarial. Siempre ha tenido un cierto escozor por la política. Aunque eso no le ha impedido, disfrutar los almibarados mimos de la actividad pública: le han sido asignadas centenares de obras a sus boyantes constructoras. De eso, dieron constancia inobjetable los amigables tratos que le prodigó el ex gobernador Eugenio Hernández Flores.

  Gobernador por la ya conocida tragedia familiar, no parece tener futuro político. Es decir: se ve remoto, que Torre Cantú tenga aspiraciones para seguir en la actividad pública al concluir su administración. Eso es precisamente lo riesgoso: le es indiferente, hacer un buen o un mal gobierno. Ese camino desdeñoso, sin duda, llevará a Egidio a la tranquilidad de su casa al final de su mandato. Y al mismo tiempo, dejará a un PRI arrinconado, aminorado, desprestigiado, achicado.

Ni más ni menos: así como lo hizo Ernesto Zedillo para inaugurar la alternancia en la Presidencia de la república.

Sin duda: esos temores y esas elucubraciones, llegarán hasta la mesa de Humberto Moreira en su visita por Tamaulipas.

  ¿Firmará  Egidio ante Moreira, su boleta de afiliación al PRI?..

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