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La rebelión de los hombres

José Ángel Solorio

5 de marzo, 2025

Operar el gobierno como una empresa, está haciendo crisis al presidente Donald Trump y sus amigos. Él y sus colaboradores –Elon Musk– coinciden en ver el aparato de gobierno y de estado, como una gran factoría en donde se percibe a la burocracia como obreros que se deben ajustar a la lógica de los inversores y de los capitalistas.

 El propósito gubernamental, no es servir; es servirse, tratando como entes productivos o improductivos a los empleados y servidores públicos como instrumentos necesarios para cuidar el gasto público.

 La eficiencia de la gran maquinaria estatal no está basada en resolver la problemática ciudadana que pasó a segundo plano; está determinada, por expoliar a los trabajadores con mayores jornadas de trabajo y achicando sus derechos laborales.

 El Estado empresarial, no ve que el fruto de sus acciones alimenta las contradicciones en la sociedad en lugar de disminuirlas. Es un ente insensible a las consecuencias sociales, porque privilegia el adorable dios de ellos: el mercado.

 La insensibilidad política es lo de ellos.

 Millones de burócratas estadounidenses serán despedidos por la lógica del multimillonario Elon. El desempleo, no es visto como problema social; su combate no es obligación adorable del gobierno adorable y sí de las fuerzas del mercado, argumentan ellos.

 Ese modo de producción prohíja múltiples desajustes en la sociedad; y más cuando ésta, tiene en su cuerpo grandes desigualdades. Tantas, que un hombre pude ganar 100 mil millones de dólares al año, en tanto un obrero apenas recibe 20 mil dólares anuales.

 Los derechos sociales, como la salud, la educación y la vivienda, son anulados por los dictados del mercado que falsamente lo rechaza por ser una práctica paternalista para encubrir las obligaciones de un Estado que nació justamente para mediar y hacer menos ásperas las asimetrías de la sociedad.

 La administración Trump ya está sintiendo tempranamente la irritación social generadas por su concepción de ese Estado mutilado, parchado con amplios pedazos de mercado. El Congreso federal, mostró su inconformidad, así como las cámaras empresariales; millones de trabajadores migrantes se manifiestan en las calles por sus políticas xenófobas y la comunidad internacional está en ebullición por los efectos negativos de la nueva política económica de los EU.

 Milei en Argentina, está en igual circunstancia. Su visión fundamentalista hizo salir a la calle a miles de argentinos ante el desplazamiento del Estado de bienestar. Empresario, como Trump y Musk, eliminó de su gobierno las instituciones de cultura por considerarlas innecesarias y ser, dijo, tan caras.

 Son desdeñosos ante el sufrimiento de las masas.

 Los estallidos sociales, son la primera manifestación del hartazgo de la inequidad y de la desigualdad.

 Nos engañaron quienes nos amenazaron con la rebelión futura de las máquinas contra los hombres.

 El porvenir será más negro: el hombre se alzará contra las máquinas.

 Como el Siglo XVIII, en Inglaterra.

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