PRI, moribundo

Martín SIFUENTES

6 de febrero, 2022

El gris panorama que se observa para el otrora poderoso PRI en Tamaulipas, no dista mucho de lo que se observa a nivel nacional para ese instituto político.

Su pronunciada debacle se ha venido dando desde hace ya varios años. En 2016, justo cuando perdía Tamaulipas, el revolucionario institucional se quedaba solo con 19 estados, en 2017 tenía 15, en 2018 bajaba a 14, 2019 siguió la caída y retenía solo 12 entidades, pero en 2021 seguirían las escandalosas derrotas, y hoy en día solo gobierna en 4 estados.

Este año, en 4 meses podría perder Hidalgo y Oaxaca, y quedarse solo con Coahuila y Estado de México, que se votarán en el próximo 2023, como antesala de la elección presidencial de 2024.

De aquel partidazo que gobernó a sus anchas durante décadas,  hoy prácticamente no queda nada.

Esta desarticulado, roto, en franca agonía  y hasta pudiera decirse que desahuciado. El PAN se ha encargado de sacarle el último aliento con esa extraña unión que le da más al panismo que al priismo.

Un PRI desesperado buscando solo sobrevivir , se alió con su eterno rival, sin cuadrar un plan ideológico que le ayudara, sin una repartición justa de candidaturas, y con esto, el tricolor borró su identidad. Hoy ni sus propios militantes creen su partido, o en lo que queda de su partido.

En el poder legislativo federal, con cada vez menos representantes, el tricolor además muestra una cada vez menor participación. Los legisladores priistas combativos, activos, participativos y propositivos son los menos. Y lo mismo sucede en los congresos  estatales, por ejemplo en el de Tamaulipas, donde solo son dos y se han aliado con el Pan.

Quizás estemos siendo testigos de los últimos estertores de un moribundo.